Simplemente, Bustamante

Witzilin y El Siervo
Foto: Facebook grutas de Bustamante, NL
La Jornada Maya

Martes 31 de marzo, 2020

Previo al anuncio de la entrada en vigor de la fase 1 para enfrentar el COVID-19, estuvimos en Bustamante, un lugar enigmático; un Pueblo Mágico en Nuevo León que nos asombró y que quisiéramos aprovechar este espacio para recordar uno de los lugares místicos que alberga nuestro país.

Nuestra visita fue en el contexto del Foro Nacional de Comités Ciudadanos de Pueblos Mágicos 2020, un gran esfuerzo del gobierno de Nuevo León, la Secretaría de Economía y del Trabajo, especialmente de su director general de turismo, Miguel Cantú, gobiernos municipales y organizaciones ciudadanas de Nuevo León.

El foro se desarrolló en cuatro días, y tuvo como finalidad sensibilizar y dotar una mirada innovadora a los presidentes de comités. Resultó todo un éxito, puesto que su mirada fue ampliada y se lograron generar una conexión profunda con la magia que hay en esos lugares. Por ejemplo, el compromiso a sumarse a la estrategia nacional de México Renace Sostenible de la Secretaría de Turismo, para fomentar tanto el turismo sostenible, de naturaleza, comunitario y místico.

Bustamante se autodenomina como un “Pueblo Mágico, pueblo de paz”, y sin lugar a dudas hace gala de dicho eslogan. Un municipio habitado por poco menos de 4 mil 500 habitantes: el auditorio metropolitano de la CDMX puede albergar más de toda esa población. La gente allí vive en otro tiempo y espacio a las faldas de la entrada a la Sierra Madre Oriental. En la cumbre de una de las montañas de Bustamante, hay cuevas de 150 millones de años que han formado sorprendentes estalactitas y estalagmitas de la magna gruta y que son estudiadas por los expertos como un espacio singular en el planeta.

En el interior de estas majestuosas grutas se realizó una ceremonia chichimeca-otomí dedicada a la sanación planetaria frente al coronavirus: primero fue una danza, seguida de una meditación en silencio con la participación de grupos de tradición y de los representantes de todos los rincones del país, que acudieron a esta conexión mística y profunda desde el interior de cada corazón. Todos quienes allí estuvimos salimos reconfortados y llenos de esperanza de que México está trabajando por el renacer de la paz.

Los ojos de agua de Bustamante se perciben como santuarios naturales, donde la vida yace en agua para refrescar y alimentar todo lo que se toca su fluido. Cuenta con pinturas rupestres que constituyen una página de la historia de la evolución de humanidad, de los antiguos nómadas que fuimos.

Una de las actividades a las que nos convocó el presidente del comité de Bustamante, el enigmático Carlos Gómez, fue la de hacer tekio o trabajo comunitario, en el jardín de la plaza central, sembrando más de cien geranios, quienes al otro día ya ofrecían a las abejas un delicioso manjar. Mientras hacíamos tekio, los niños del colegio estuvieron creando música y el presidente municipal nos acompañó en todo momento, un presidente que parecía conocer y llevarse bien con todos, inclusive con su anterior contrincante en las elecciones, una paz anhelada en muchos rincones del país.

También, tuvimos el privilegio de recorrer sus museos, como el “museo de las cosas simples”, que muestra lo simple como valor y concepto que maravilla tanto como pone a reflexionar, un pueblo que orgullosamente recuerda su linaje Tlaxcalteca. Así mismo pudimos acudir con curanderas que practican la medicina tradicional, locales donde venden pan que hornean con leña como lo hacían hace centenares de años y los productores de un mezcal orgánico verdaderamente sanador. Un pueblo que desde lo simple vive en dignidad, una de sus frases más repetidas es “que no se note la pobreza”.

Bustamante es un sitio que tiene mucho que enseñarnos, sobre todo ahora que la humanidad regrese a una vida “normal” y las formas de vida tendrán que ser más simples.

*[i]Martha Adriana Morales Ortiz y César Daniel González Madruga[/i]

[b]@Witzilin_vuela[/b]
[b]@CesarG_Madruga[/b]

Edición: Ana Ordaz