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Eduardo Lliteras
Foto: Notimex
La Jornada Maya

Domingo 1 de marzo, 2020

Un grave dilema aflige a los gobiernos federal y de los estados con la oficialización de los primeros casos de COVID-19. Por un lado, se dice que no nos preocupemos mientras se rechaza tomar medidas draconianas, como las que ya implementan numerosos países del mundo: suspender eventos, limitar movimientos y aislar poblaciones. Pero por el otro, crece la amenaza de que los contagios crezcan sin control.

Por algunas semanas pareció, o eso se quiso dar a entender con el silencio sobre el tema, que México era una especie de remanso libre de infecciones.

Queda claro que la estrategia del gobierno federal ha sido la de no agitar el tema, guardar silencio, y ahora afirmar que ni se suspenderán eventos, ni vuelos, ni se impedirán atracar cruceros. “Sólo mitigación. No contención. No somos represores”, dicen algunos, como si se tratara de una segunda versión de la retórica de los tan criticados “abrazos, no balazos”.

[b]Sin medidas extremas[/b]

En efecto. En la primera conferencia sobre el tema, se afirmó que no se tomarán medidas extremas, como cerrar espacios públicos, impedir concentraciones de personas, o cancelar eventos masivos y el libre tránsito. Así lo dijo el subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, Hugo López-Gatell, quien afirmó que la estrategia de la respuesta de salud pública no está dirigida a impedir o suspender la entrada del virus al país. Hugo López-Gatell Ramírez aseguró que en México no hay una emergencia de salud y pidió que la gente no realice compras de pánico.

Las afirmaciones del funcionario federal chocan con las medidas tomadas en Italia, Francia, Alemania, Suiza, por no hablar de China, Japón o Turquía, países que de inmediato decidieron aislar ciudades, comunidades enteras, o suspender conciertos, eventos de gran envergadura de talla internacional, cancelar vuelos, y someter a cuarentena a cruceros.

Inclusive el presidente Donald Trump, en otro arranque electorero, ya anunció que someterá a revisiones preventivas a quienes viajen a Estados Unidos desde Italia y Corea, y también cuando lleguen a suelo estadunidense. Es más, existe la posibilidad de que limite los ingresos desde México en cualquier momento, lo que levanta, de nueva cuenta, nubes negras en el horizonte económico del país, ya preocupante después de un año de nulo crecimiento.

La cancillería mexicana, tras las amenazas de Trump (a través de su cuenta de Twitter y en declaraciones a la prensa), dijo que la Secretaría de Salud implementa medidas de mitigación, acorde a las recomendadas por la OMS y similares a las de Canadá y Reino Unido, manteniéndose alerta en los puntos de entrada al país.

El problema con la postura de México es que no tenemos el sistema de Salud de países como Canadá o Inglaterra, aún cuando el de éste último se encuentra muy dañado por las políticas neoliberales.

Es evidente la preocupación del gobierno mexicano por el daño que se le pueda hacer a la economía del país, con la llegada del COVID-19, en el contexto del nulo crecimiento en 2019 y del inicio del segundo año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Un segundo año en éstas condiciones, evidentemente podría generar la recesión que los opositores al gobierno clamaron a lo largo de todo el año pasado, infructuosamente, para el golpeteo político.

Y en la antesala de las elecciones del 2021, el golpe puede ser severo para el proyecto López Obradorista.

En Yucatán, por ejemplo, mucho se invirtió en la ampliación del Centro de Convenciones Siglo XXI y en conseguir la sede del Tianguis Turístico. La apuesta fue alta y suspenderlo ahora tendría un costo no sólo económico, sino político.

[b]Que no cunda el pánico[/b]

Algunos, basados en las afirmaciones de especialistas, señalan que si hacemos una comparación con la gripe, el coronavirus tiene un impacto mucho menor que la gripe estacional, y por tanto, menos muertes.

Así, por ejemplo, lo dice Maria Rita Gismondo, directora del laboratorio del hospital Sacco de Milán, Italia, quien sin embargo pone el dedo sobre la llaga: “Es la Organización de Salud la que nos preocupa, es decir, en poco tiempo, hay muchos casos y esto es lo que causa preocupación. No es una pandemia, pero es necesario responder en muy poco tiempo a muchas hospitalizaciones con cuidados intensivos”, explicó.

Y esto es lo que justifica las medidas de contención que en México no se quieren tomar, con la justificación de que no hay que generar pánico y con el objetivo de no afectar la economía.

Sin embargo, es claro que si en países como recursos mucho más amplios en materia de salud, la facilidad con la que se contagia la enfermedad –incluido a través de personas que no muestran estar enfermas– está poniendo en jaque a los gobiernos y sus sistemas de Salud, en México el problema puede convertirse en algo mucho más grave.

Y en un boomerang que golpee a los gobiernos, obligándolos a aplicar esas medidas que ahora no quieren utilizar. Pero tardíamente, ya cuando el problema sea demasiado grave.

La crisis internacional por el COVID-19, todo indica, afectará con dureza a la economía mundial. De la duración de la emergencia y de la respuesta de cada país, depende la pronta recuperación. La que está aún lejana.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
[b]@infolliteras[/b]


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