La propuesta artística de Cervantes: una transición entre arte y vida

Johanna Martín Mardones*
La Jornada Maya

Jueves 27 de febrero, 2020

En la galería de arte Lux Perpetua se presentó, del 14 de noviembre de 2019 al 26 de febrero de 2020, el trabajo del artista Mauricio Cervantes bajo la nominación [i]Transición[/i], exposición que reúne ocho mosaicos (de éstos, un friso que consta de 28 originales múltiples de 30x30 centímetros); 16 pinturas en escala pequeña (14 de 40x50 centímetros), cinco telas en escala mayor (dos de 80x100 centímetros y tres de 180x180 centímetros); cuatro esculturas y tres videos complementarios, mixtura que, en su nomenclatura, admite la relación de distintas disciplinas que el artista vincula de manera intuitiva y sensible con procesos reflexivos, poniendo al arte como eje nuclear modelador del corpus que se pone en movimiento.

El trabajo de Cervantes, de años de investigación, incorpora, como el artista menciona, su relación y vínculo con la biología, la agricultura, la apicultura y el medio ambiente, relaciones fundamentales para la construcción de una obra que desde la tridimensionalidad postula esculturas, mosaico y pintura desde la bidimensionalidad y desde lo audiovisual el video como herramienta de soporte crítico a la preocupación central que convoca a Cervantes: el medio ambiente y su correspondencia con el ser humano.

La relación con diversas labores provenientes, en su mayoría, del trabajo de campo, le entrega y vincula al artista con elementos y herramientas cotidianas originadas en ese universo, vínculo que da vida a un discurso de ser-haciendo plegado de conexiones que articula lenguajes difíciles de modular en un campo que no sea el del arte. El resultado es un viaje realista e imaginario a la vez, mezcla del trabajo con pala y carretilla y de la labor creativa en el taller; hacer-siendo.

En [i]Mosaicos[/i] (obras en baldosas hidráulicas) el artista tensiona la relación de contrarios, poniendo en juego un dualismo que se diluye a lo largo de la propuesta: lo duro y lo blando, lo rígido y lo orgánico, la curva y el ángulo, lo abstracto y lo figurativo; lugar del cual la figura humana se insinúa en un discurso que se arma a retazos y, en otro ámbito, dinamiza la luz con la sombra, el fondo con la figura destacándose sobre ese mismo fondo que la contiene y realza. En [i]Transición[/i] (obra en baldosas hidráulicas. Originales múltiples), como su nombre sugiere, el artista transita-deambula hacia un nuevo territorio en el que la figura humana y animal asume un rol protagónico posesionándose sobre el soporte en una organicidad que dinamiza las formas, las difumina y las mezcla en un flujo de relaciones de forma y contenido. En esta serie, los cuerpos friccionan-accionan los signos, la fricción hace fluir el discurso. En [i]Abluciones y bañistas[/i] (pintura) la predominancia del color rojo y la figura humana, circunscrita como centro de la composición y eje regulador, adquiere cualidades de símbolo, la silueta se recorta y plasma desde y en la predominancia del rojo, acción que la codifica logrando una proyección más allá de la pieza que la constituye; la fricción se agudiza. La pregnancia de la figura asume una relación autónoma que la libera sin perder sus cualidades esenciales; el color rojo, energía pura y vibrante ejerce un efecto contradictorio de exaltación y armonía al mismo tiempo, a ello se suma la incorporación de textos, vegetales y figuras complementarias aludiendo a signos, algunos religiosos, de alta pregnancia en contraposición con [i]Suelos y semillas[/i] (pintura), aquí el artista vuelve al origen a través de los colores pastel y tierra, la obra se sume en el silencio y abandona la exaltación y la figura humana.

Sin embargo, cabe destacar que las formas aludidas (humanas, animales e insectos) transitan por la composición como elementos relevantes, puestos ahí como símbolos de mayor o menor pregnancia, argumentando una definición motivada por la experiencia recopilada y consolidada por el artista a lo largo de su trabajo experimental; las forman evocan, identifican y proponen nuevas conexiones. En la serie [i]Mosaicos[/i], el artista logra reducir los límites entre los valores subjetivos y objetivos en una segmentación que, finalmente, se consolida en una ritualización espiritual de la materia.

En las esculturas reunidas bajo el nombre [i]Terra[/i] (esculturas en tierra cruda), se encuentra [i]Proa como obelisco, primera versión[/i]; [i]Proa como obelisco, segunda versión, Agave 14[/i] y [i]Vela de navegación[/i], todas con un marcado carácter orgánico, acción-ejercicio que las hermana. Los volúmenes se integran a la diversidad de conceptos subrayando la relación que el artista sostiene con elementos orgánicos (arcillas crudas, arena, fibras vegetales). La mezcla de materiales, con las que da vida a los volúmenes (cimbras o estructuras de fierro y madera), da cuenta de la relación-preocupación que sostiene con el medio ambiente que viene a regular-modelar una propuesta capaz de transformar-tensionar un mundo material limitado hacia un universo que seduce-atrapa ejerciendo un efecto inefable no sólo por lo orgánico, sino por el valor que la naturaleza sostienen con nuestra propia existencia.

El trabajo de Cervantes, en cuanto investigación y práctica, da cuenta de la relación evolutiva que el artista sostiene con sus procesos creativos y con el arte y, especialmente, con la vida humana-humanizada más allá de relaciones formales.

*Artista visual; investigadora y crítica de arte

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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