Transfobia, antisemitismo y materias de contenido religioso en la UADY

Por Valente Saavedra Fernández

La semana pasada, un docente de la Facultad de Economía en la UADY fue denunciado por transfobia, antisemitismo, y por violar el laicismo de la universidad al incluir material de contenido religioso en su asignatura, por motivos personales no referentes a la materia. La denuncia inicial, hecha por mí, ganó mucha visibilidad en redes sociales y medios de comunicación.

Después de esto, el profesor David Santoyo utilizó el derecho de réplica para responder a las notas publicadas. Su publicación está repleta de desinformación. Por lo mismo, pretendo explicar con más detalle las mentiras incluidas en la réplica, así como ahondar en las experiencias que los alumnos hemos tenido con este profesor.

Al inicio de la nota, David Santoyo escribe que los estudiantes que “acusan” y “solicitan su destitución” se reducen a dos personas: Milton Poot y su servidor. Sin embargo, el profesor desconoce (sea por ignorancia, malicia o delirio personal) las múltiples asociaciones estudiantiles/civiles que denuncian su transfobia, falta de laicismo, misoginia y antisemitismo; el comunicado de la Sociedad de Alumnos de Economía que califica su comportamiento como “totalmente irrespetuoso y fuera de lugar”, e incluso el emitido por el consejo estudiantil que solicita al director de la facultad a tomar cartas en el asunto.

Posteriormente, el maestro David Santoyo explica que Milton Poot (a quien describe como “un estudiante de casi treinta años quien afirma ser judío”) se “incomodó” cuando le hizo un comentario acerca del cristianismo. Lo que falta mencionar es que el comentario del profesor a Milton fue “Los judíos mataron a Jesús y por eso los mataron y los seguirán matando (sic)” y tampoco menciona la conversación ocurrida en redes sociales donde el docente le comenta directamente que “Vives en la abierta fornicación y te vale”. No hace falta explicar lo antisemitas e inapropiados que resultan estos comportamientos.

El artículo trata de justificar la inclusión de lecturas bíblicas en clases. Según él, el propósito de la tarea era comparar la cosmogonía maya con la católica, lo cual es una verdad a medias. Con una lectura rápida de las preguntas, es sencillo darse cuenta de que parte del trabajo nada tiene que ver con la cosmogonía maya, me gustaría que el docente dejara de justificarse repitiendo el supuesto propósito de la actividad y, en vez de eso, comenzara a explicar cómo preguntas similares a esta se relacionan con la cultura maya.

Tampoco menciona la ocasión en la que nos obligó a ver un “documental” llamado ¿Es Génesis historia? que niega la teoría de evolución y en su lugar presenta la creación en seis días descrita en la biblia como verdadera, o la subsecuente actividad de 70 reactivos donde se incluyen preguntas como:

·         ¿Por qué si se han encontrado fragmentos de los “eslabones perdidos” no les cambian el nombre a “eslabones encontrados”?

·         ¿Cuál es el riesgo de sacar a Adán y Eva de la historia?

A esto se le añade una grabación de voz donde se le escucha decir “yo no creo en la evolución (…) yo creo que las mutaciones son por radioactividad, todos sabemos que Chernóbil explotó hace 20 años”. En contexto, es evidente que estas actividades no tienen una intención de análisis crítico como comenta el profesor, sino que evidencian su propio sesgo religioso, y son unos claros intentos de enseñar la doctrina cristiana en una universidad laica.

También quiero incitar al docente a explicar el incidente de transfobia (que no ha mencionado en ninguna nota) ocurrido durante clases, en el cual manifestó su creencia  (errónea) de que las mujeres trans en realidad son hombres y viceversa; que las reacciones de las personas trans al defenderse de esta violencia, le parezcan “rabietas de niño chiquito”. Este tipo de discursos atentan en contra de los derechos humanos y no deben ser permitidos dentro de la universidad.

David Santoyo menciona que los dos estudiantes que lo denuncian “probablemente” están coludidos con un funcionario de la UADY que desea su despido. Insinúa que este personaje (a quien llama “el innombrable”) posiblemente nos esté sobornando para conspirar en su contra, y que los múltiples posts en redes sociales son producto de “bots” y perfiles falsos.

Si decenas de estudiantes y colectivos están denunciado la transfobia, antisemitismo y machismo, no es porque nos paguen, es porque estamos hartos de tener a sujetos como éste en nuestra universidad, sujetos que creen que múltiples denuncias de tendedero sólo son “notitas pegadas en la facultad” y no situaciones de violencias de género en el ámbito universitario. La continua presencia de este individuo en el plantel de maestros es, francamente, una vergüenza para la institución cuyo lema es la “Luz, ciencia y verdad”.

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Edición: Mirna Abreu