Plaza de placeres

Luis Cabrera fue uno de esos personajes multifacéticos que desempeñó funciones diversas y relevantes en el periodo revolucionario. Escribió en los principales periódicos críticos de la época: El hijo del Ahuizote, Diario del Hogar, El Colmillo Público y El Dictamen, entre otros.

Estuvo muy activo en el Partido Nacional Antirreleccionista y en 1909 comenzó una fuerte campaña contra Porfirio Díaz. Apoyó a Madero, quien lo designó director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional de México, en donde también fue maestro. Fue diputado, enfrentando a los adversarios del régimen e hizo fama su discurso sobre la reconstitución de los ejidos de los pueblos como medio para suprimir la esclavitud del jornalero, que no fue aprobada.

Actualmente una preciosa plaza lleva su nombre –antes llamada Ajusco–, se ubica en el corazón de la colonia Roma Norte. Se construyó como un espejo de la Río de Janeiro, que se localiza en la Roma Sur, considerada por mucho tiempo más postinera. Con frecuencia presentan exposiciones; recientemente estuvo Libro Rojo: sueños y pandemia. La plaza mostraba los sueños de 44 mujeres que se inspiraron en las teorías de Carl Jung para explorar su inconsciente y crear obras de arte basadas en ellos.

Participaron mujeres de cinco países que se dedican a distintas actividades: escritoras, bailarinas, promotoras culturales, artesanas, maestras y sicólogas a quienes la pandemia de Covid-19 obligó a reunirse de manera virtual. Cada una presentó su sueño, que fue comentado por todas las participantes, y llevaron la experiencia a la creación de imágenes y narrativas.

Se utilizaron diversos medios: fotografía, manipulación digital, dibujo, collage y la escritura para recrear momentos de sensibilidad y vulnerabilidad, intensificados por la pandemia. Algunas de las participantes fueron: Mónica del Villar, Mali Haddad, Carmen Gaitán, Carmen Pérez Pineda, Stacy TenHouten, Carmen Mariscal, Natalia García Clark, Haydeé Rivorosa, Diana Magaloni, Janice Melton, Heidi Mezzatesta, Sandra Pani, Claudia Polanco, Estefanía Ángeles y Karen Cordero.

La Plaza Luis Cabrera ha tenido varias transformaciones a lo largo de más de un siglo, particularmente en las construcciones que la rodean, pero yo diría que está más bella y vital que nunca.

En los alrededores abundan los cafés, fondas, barecillos y restaurantes para todos los gustos y presupuestos y constantemente hay estrenos. A unos pasos, en Córdoba 148, recientemente abrieron Maíz de Cacao. Es comida auténtica de la Huasteca veracruzana, cocinada por doña Marciana Carballo, oriunda de Chicontepec. Es la cocina con la que creció y ha diseñado una carta suculenta.

Hay que señalar que todos los ingredientes los traen de Veracruz, excepto el cacao, que viene de Chiapas. Los maíces que usan son criollos y se hace la nixtamalización aquí mismo. La cocina es abierta y se puede ver el molino manual que convierte los granos en innumerables sabrosuras: tamales, gorditas, quesadillas y demás. Hay paquetes de desayunos, pero la comida y cena están llenas de sorpresas: bocoles, que es una especie de gordita rellena de frijol negro martajado y con hojas de aguacate; gordibuena de maíz criollo con frijoles negros, cebolla picada, cilantro, carne condimentada y jugo de limón; el tamal Tlacolula con costilla de cerdo especiada o unas albóndigas de boda de la Huasteca.

Para beber hay atoles de temporada, champurrados, chocolate, tejate, tascalate, café de olla y muy buen mezcal. Un detalle delicioso: paletas heladas para postre con prácticamente los mismos ingredientes de las bebidas.

El restaurante es pequeño, muy abierto y con mesas en la banqueta, está decorado con cuadros de Macotela y Toledo y bellas artesanías.

La idea del restaurante fue de Mardonio Carballo, el destacado poeta y periodista nahuahablante, que ha difundido y defendido la riqueza de las culturas indígenas mexicanas. Ha realizado dos series magníficas para Canal 22: Las plumas de la serpiente y La raíz doble.

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Edición: Emilio Gómez