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Mil 500 veces en maya

Generar textos en el día a día ha significado abordar mi lengua materna desde otros escenarios
Foto: Juan Manuel Valdivia

Desde la generación del número cero, desde la concepción de un medio periodístico incluyente con el maaya t’aan como la ha sido K’iintsil, desde 2016, pareciera que dio por sentado que los hablantes del maya habían sido alfabetizados, que habían tenido esa oportunidad de leer en el idioma, de conocer y de tener acceso a lo que eso significa. Pareciera que olvidó que ese ha sido un escenario utópico para pensarlo como un derecho para la totalidad de sus hablantes, sin embargo, me parecería un error afirmar que no existen lectores en maaya t’aan, pues asegurarlo sólo abonaría a validar la minoración por la que atraviesan muchas de las lenguas originarias de este país. 

Los lectores en maya han existido siempre; no han sido exclusivos de la palabra escrita, pues desde siempre se ha leído el tiempo, la tierra, la naturaleza y las otras manifestaciones por las que el conocimiento ha encontrado lugar. En ese sentido, pensar en aterrizar la lengua en una comunidad más, como lo ha sido este periódico por más de cinco años y medio, es una pieza que me parece fundamental para la expansión y el uso del idioma en el contexto por los que transitamos cierta parte de los hablantes.

Hablar, escribir, escuchar, mirar y sentir los idiomas que, por diversos factores, viven bajo la sombra de otras lenguas dominantes, se convierte inmediatamente en algo donde, como dijera la lingüista mixe, Yásnaya Aguilar, lo lingüístico es político; pues la contraportada no sólo es un acto de presencia y resistencia desde el idioma, sino una postura y provocación, una invitación a seguir generando medios en donde habite el maya, el náhuatl u otros idiomas no hegemónicos. En donde la presencia de lenguas como esta, sean visibles en la rutina diaria, en lo que podría significar una acción natural, como la de abrir un periódico.

Escribir mil 500 ediciones para un medio periodístico desde la lengua maya, ha significado mucho más que contar noticias o historias; ha sido una forma de manifestar, desde el idioma, mil 500 veces este mundo cambiante, desde otros horizontes, colores, hechos, personas o culturas. 

Generar textos en el día a día ha significado abordar, en mi caso específico, mi lengua materna desde otros escenarios, tales como el rigor periodístico, el entramado constante entre los hilos lingüísticos del maaya t’aan que plasman las líneas por donde transitan imágenes, espacios y colores que juntamente conforman K’iintsil, la contraportada -la segunda portada- en La Jornada Maya

La dinámica de la lengua en este medio, me parece que no busca únicamente informar; busca el uso, el análisis, la reflexión y el debate, en un sentido amplio; para hablantes y no hablantes. Para discutir su presencia en el espacio, para conocer otras formas de nombrar las cosas, para hablar de aquello que puede ser desconocido, para cuestionar la presencia de lo extraño, para debatir ideas y posturas, entre otras cosas. 

Mil 500 ediciones no son suficientes para seguir generando el medio, es por ello que se necesitan más K’iintsiles, en más diarios, que construyan formas de nombrar y narrar al mundo.


Edición: Estefanía Cardeña


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