Tres de cada 10

Cinco días antes de las elecciones, Benjamín Ixcóatl Torres Baeza denunció en un programa de información y análisis por Internet las irregularidades que había detectado y documentado en la integración de las mesas directivas de casilla de un distrito electoral federal de la Ciudad de México del que había sido supervisor a nombre del Instituto Nacional Electoral (INE), cargo al que renunció luego que no atendieron sus señalamientos y, en castigo, lo enviaron como vigilante a una bodega electoral.

Torres Baeza mostró pruebas de que se habían integrado de manera irresponsable las plantillas de funcionarios de casilla, falsificando firmas o habilitando nombramientos para personas que no irían a cumplir con el encargo o que sabidamente no reunían los requisitos del caso; en otra variante, se habilitaba a aspirantes a funcionarios de casilla exagerando sus presuntos méritos. Tampoco se cumplía adecuadamente con la capacitación electoral.

El domingo de las urnas y casillas, Bernardo Barranco, especialista en asuntos religiosos, pero también electorales (fue consejero electoral en el Estado de México, y ha escrito artículos y coordinado libros como El infierno electoral, el fraude del Estado de México), dijo en el programa de Internet antes mencionado que en la entidad mexiquense tres de cada 10 integrantes de mesas directivas de casillas no se habían presentado a cumplir su función y habían sido sustituidos por los primeros lugares de ciudadanos en fila para votar.

Barranco, y su entrevistador, comentaron que una de las tretas usuales en la defraudación electoral era inhibir que funcionarios de casilla se instalaran en sus cargos y sustituirlos por personas tempranamente sembradas en los primeros lugares de las filas para ser invitadas a asumir las funciones abandonadas y, desde ahí, tratar de influir en maniobras de adulteración electoral.

Los señalamientos de Barranco generaron una reacción que parecería desproporcionada, a menos que correspondiera a una realidad develada. En sesión del consejo general del Instituto Electoral del Estado de México, la representación del Partido Revolucionario Institucional (instituto y partido bajo absoluto dominio del desgobernador Alfredo del Mazo) demandó y consiguió que se abra una investigación y denuncia contra el sociólogo y periodista por haber difundido “información confidencial”. Los representantes del PRI y de Movimiento Ciudadano acusaron a Barranco de delincuencia electoral e incluso de delincuencia organizada, por vulnerar el sistema de información electoral.

En cuanto fueron conocidas las pretensiones de los patos-mapaches de tirarle a las escopetas-Barranco, en redes sociales se produjeron mensajes de adhesión a Bernardo y también de relatoría de situaciones similares vividas por funcionarios de casillas o por ciudadanos en general: el retraso en la instalación de esas mesas receptoras de votos y la sustitución de funcionarios por personas en primeros lugares de las filas (como, ciertamente, establecen las reglas).

El ex supervisor electoral en un distrito electoral capitalino, Torres Baeza, tuiteó ayer, respecto a las acusaciones contra Barranco: El dato del Sistema de Información de la Jornada Electoral, SIJE, en la junta local del INE es público. Lo dieron en una transmisión de Facebook en vivo y el número es igual al que da el señor Barranco. En CDMX también fueron siete de cada 10 funcionarios tomados de la fila. Lo denunciado y probado, indica cuando menos mala organización y mala capacitación de los integrantes de mesas receptoras de votos, lo cual podría propiciar anulación de resultados o infiltración de prácticas fraudulentas.

Y, mientras el presidente de la República ha anunciado que su propuesta para el Banco de México es Arturo Herrera, quien dejará la Secretaría de Hacienda a Rogelio Ramírez de la O, un economista de grandes ligas, con reconocimiento y conexiones internacionales, ¡hasta mañana!

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Edición: Emilio Gómez