Alimento para los niños

¿De qué alimentamos a los niños? ¿De azúcar, de ruido, de prisa, comparaciones, presiones inalcanzables, de miedos?

¿Alguna vez lo pensamos o simplemente nos dejamos llevar por la urgencia de “ellos sean lo que yo no pude ser”?  

Hace unos días, inició el Tercer Ciclo de Audiciones Guiadas, 2021 Puebla: “Canciones para la Infancia, cantautores de México” que organiza el maestro Julio Gullco, especialista en la música para los pequeños que viven en los cuerpos de chicos y grandes, con el apoyo del Centro Nacional de la Cultura y las Artes y la Secretaria de Cultura de Puebla, en esta ocasión, con una rebanada del recuento de más de 40 años de caminos de Margarita Robleda.

Confieso que la invitación y el par de meses que tomó juntar fotos, programas e hilar historias para presentar en un Power Point, me hizo sumergirme en el recuento de la búsqueda, el proceso, la lucha contra corriente, logros y tropiezos que, junto con otros locos de mi especie, como Alberto Lozano, Hermanos Rincón, Grupo Cántaro, Kitzia Weiss, Gabriela Huesca, Ezequiel de la Parra, Son de la Ciudad, en los inicios y ahora, Monedita de Oro, Patita de Perro, Maruca Hernández, Emilio Lome, Banda Tótem en Yucatán, entre muchísimos otros. 

Es probable, amable lector, que no conozcas a muchos: carecemos del reflector; nuestras vidas, dedicadas a propiciar alegría a las personas, a bordar preguntas y estimular la curiosidad carece del escándalo para ser noticia. Sin embargo, cuando nos conocen en un escenario, se teje un vínculo de afecto que dura para toda la vida

Y es que, ¿qué se puede esperar de una sociedad donde en las Normales ya no incluyen la materia de Cantos y Juegos? No se les motiva a investigar y a conocer a los autores de cuentos y a los creadores de música. 

Es así como luego vemos en los festivales a niñas disfrazadas de adolescentes cantando: “No te metas con mi cucú”; bailando: “La mesa que más aplauda le mando a la niña…” ¡A mi niña! 

¿Te das cuenta de lo que dicen las letras de los reguetones que haces bailar a tus hijos para lucir en tus fiestas y que aplauden tus visitas con tanta euforia mientras gritan: “tubo, tubo”? 

Los niños descubren que el erotismo llama la atención, los empodera. ¿Es eso lo que queremos para ellos?

Por eso, qué bueno que existe un Julio Gullco que nos recuerda la importancia de las canciones para la infancia, donde tanto la calidad y variedad musical como el contenido de las letras, hacen la diferencia en el desarrollo cultural de los pequeños; que ciclos como este, garbanzo de oro para los cantautores, nos recuerdan la trascendencia de nuestro quehacer y nos alientan a no claudicar para seguir siendo propuesta; a no vender el alma para alcanzar lo que llaman “éxito”.

Vivimos tiempos extraños, toca abrir el arcón de la nostalgia para sacar a orear caricias musicales que ofrecemos los de esta tribu. Ventajas del internet, ahí están nuestros nombres; busquen nuestro ciclo y música, compártanos con sus chiquitos tan ávidos de conexión humana. ¡Los esperamos! 

Edición: Laura Espejo