'Retrospectiva de una aguja', de Elena Martínez Bolio

Oscar Muñoz

El pasado jueves 23 de septiembre, fue presentado el libro de Elena Martínez Bolio, titulado Retrospectiva de una aguja. La presentación fue realizada en el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón, en esta ciudad de Mérida. El evento fue llevado a cabo con un foro minimizado por la contingencia sanitaria, aunque fue transmitido en los canales y páginas de Internet del museo. Cabe señalar que dicho evento fue cobijado por la Feria Internacional de la Lectura Yucatán.

La presentación pública contó con la participación de la autora del libro, Elena Martínez Bolio; el director del Palacio Cantón, Bernardo Sarvide Primo; el editor del libro, Miguel Ángel Martínez de la Fuente; la escritora Celia Pedrero, colaboradora del libro; el promotor cultural Eduardo Martínez Bolio, y el director de la Filey, Enrique Martín Briseño.

El libro presentado es una publicación ecléctica, es decir, un material que incluye una diversidad de contenidos. Por una parte, puede ser visto como un libro de imágenes fotográficas, como si se tratara de un libro de estampas. En cada fotografía hay una obra textil creada por Elena. El libro también puede ser visto como un álbum de recuerdos, que alberga cada una de sus creaciones atrapadas en las fotografías. 

Por otra parte, esta publicación puede ser considerada como un libro de textos diversos; algunos literarios, otros ensayísticos y otros más críticos. En sus páginas hay relatos, como el de los escarabajos que deambulan en la superficie de una blusa, de Óscar Muñoz, o el que escribió Will Rodríguez, emanado de un vestido especial. También está el poema de Celia Pedrero titulado Árbol, y una serie textos reflexivos y ensayísticos de la autoría de Elena Martínez.

Por ello, el libro de contenido ecléctico, adquiere una polivalencia, es decir, la diversidad de imágenes y textos de distinta índole ofrece al lector un conjunto de valores: visuales, literarios, ensayísticos y hasta periodísticos. Esta circunstancia permitirá al lector recurrir al libro en diferentes momentos, según su interés o el humor se lo solicite, o saltar de fotografía a los relatos o los poemas, en fin, en un ir y venir de una aguja que no para de tejer.

Miguel de Unamuno dijo alguna vez que “entre el paisaje y el espectador se produce necesariamente una especie de ósmosis, un intercambio de sensaciones”, lo que le hizo comprender a Elena que debía hacer algo más respecto de la instalación. Por ello, según ella misma, comenzó a hacer videos que recrearan sus instalaciones, que fue un modo de revivir lo creado en circunstancias efímeras, tal como sucede en las instalaciones. 

Por otro lado, la intención de Elena Martínez no era producir un libro sino sólo llevar un registro de su trabajo. Así que, entre fotografías de las obras y las exposiciones en galerías y museos, fue configurando la sección de imágenes y, entre textos literarios y ensayísticos, fue organizando la parte textual del libro. De ahí su polivalencia.

Respecto de la estructura del libro, ecléctico en su contenido, ésta responde a una diversidad temática: obra íntima, obra artística, exposiciones, textiles de casa, textiles de vestir, vestuario escénico, la casa-taller Desbordada, talleres en comunidades. Finalmente, cabe señalar que la obra textil tiene poco tiempo de ser considerada una variante del arte, lo que muy pronto podría ser considerada como una forma más de las artes visuales. En cuanto a su autora, podríamos resumir su talento como aquel viejo slogan de las industrias Mohawk: la tejedora de milagros.  

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Edición: Laura Espejo