Bienvenidos a Yucatán

Estimados visitantes al Tianguis Turístico México 2021: ¡Bienvenidos! Nos sentimos muy honrados de ser sus anfitriones en la hermosa ciudad de Mérida del 16 al 19 de noviembre, para compartirles orgullosamente nuestras raíces y cultura. 

¿Qué puedo decirles a ustedes que no les hayan dicho infinidad de poetas a la señora, la hermosa capital del estado de Yucatán?

“Panorama de palmeras y veletas”, reina y señora del sureste; joven entusiasta que luce con orgullo sus primeros 479 años de presencia y de reinventarse.

Sobre la sangre y piedras de T´ho, Ichcansihó, legado de nuestros abuelos indígenas, se borda el mosaico de nuestro mestizaje multicultural y étnico donde la herencia colonial nos ofrece del ayer, mansiones de reminiscencia francesa con toques de escultores italianos y, en el hoy, con zonas modernas de vanguardia acordes al nuevo milenio. Todo ello, con las aportaciones de sus hijos a la medicina, el deporte, la música, arquitectura, delicias culinarias, la milpa y las letras, como algunas de las piezas que hilan y bordan junto con las hamacas y las flores de sus hipiles, entre gentiles sonrisas, su infinita riqueza.

Cuénteles a sus lectores y a los futuros visitantes, que los yucatecos, los peninsulares, somos gente de bien. Tenemos fama de ser amables, gentiles, cálidos, alegres, solidarios, jacarandosos.

Famosos por nuestra trova, con Manzanero, recorrimos el mundo, somos, también, sibaritas: ¡golosos! La mezcla de culturas ancestrales, junto con la española, italiana, libanesa y delicias que llegaron desde todos los rincones del mundo, enriquecieron nuestro menú entre el achiote y el aceite de oliva, alcaparras y dátiles, queso parmesano y cilantro con pepita y chile habanero.

Cervezas bien heladas y abundantes botanas, variedad de frutas y exquisitos postres, recetas rescatadas de las abuelas, son nuestro encanto, así como las deliciosas siestas en hamaca, después de un queso relleno, con un gouda holandés, una cochinita pibil enterrada, un puchero de tres carnes, una sopa de lima o papadzul (comida de señores) o el desconocido y exquisito relleno negro y frijol cabax, acompañados, como broche de oro, con chile xcatic tatemado, chile habanero kut y tortillas de maíz, recién hechas a mano; agua de chaya con piña u horchata de almendras. ¿Algo más? ¡Boccato di cardinale!

Con el postre se adereza la sobremesa junto con un café y el digestivo de la casa, un Xtabentún de anís y miel, donde la charla amena, interesante y divertida, con la de otros bon vivant, que saben disfrutar la vida, será un recuerdo gourmet.

Bienvenidos a todos los que quieran disfrutar de nuestra cultura. Experiméntenla, gócenla durante todos estos días y les darán ganas de volver. Disfruten el atardecer en el malecón de Progreso o remojar su tuch, (ombligo) en la infinidad de cenotes, y, por supuesto, admiren con respeto el legado de los abuelos mayas en Chichen Itzá, ¡una de las siete maravillas del mundo!.

Ahora bien, por favor, cuénteles a los que quieren venir a vivir aquí, que esas decisiones se toman con la cabeza fría. El miedo, que a muchos impulsa, lo traen consigo y termina contaminando esa tranquilidad que aspiraban encontrar; que tenemos dos temporadas, la de calor y la de más calor y luego llega el invierno con la heladez y no te calientas con nada. 

Que los yucatecos somos gentiles en respuesta a la gentileza con la que se nos trata. Que la mercadotecnia Ciudad de la Paz, hizo que infinidad de inmobiliarias brotaran como hongos, sin tener la planeación de crecimiento adecuado; que el tráfico se ha multiplicado y si no ponen un alto a expedir permisos con tanta facilidad, la ciudad, pronto será la del caos. Algo que no nos conviene ni a los que vienen ni a los ya estamos aquí; que el atractivo que los invita a venir sea el espíritu de compartir y construir entre todos, esa Ciudad de la Paz que soñamos y merecemos. Como lo han hecho los norteamericanos y canadienses al recuperar, con gran respeto y cuidado, la belleza del centro de la ciudad. Entonces sí, sean muy bienvenidos.

Y es que, ya lo verán, como dice la canción Panorama: “Mérida, quien te conozca, no te olvidará jamás”.

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Edicicón: Ana Ordaz