Ciencia que no se divulga, no sirve

El sistema educativo mexicano de acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación señala que existe una desigualdad en la distribución de las oportunidades educativas en México. El Sureste presenta los peores índices educativos, con baja actividad económica, vinculada al uso del conocimiento científico-tecnológico. Además, los recursos humanos y materiales presentan una desigualdad entre escuelas rurales y urbanas. 

Por ejemplo, en Quintana Roo, aún en el 2010 las telesecundarias representaban dos de cada tres secundarias en medio rural, mostrando que tan sólo 13 por ciento los estudiantes de telesecundaria alcanzan el mínimo necesario para que puedan desenvolverse en la vida adulta (OCDE). Esta marginalidad educativa ofrece una oportunidad para contribuir como investigadores e Instituciones científicas de educación superior e investigación a desarrollar acciones educativas con base en la divulgación del conocimiento y la apropiación social de este que tengan impacto en el desarrollo social y económico de sus poblaciones. 

La Ciencia, ya sea en el trabajo per se de generar nuevo conocimiento y/o divulgarlo estructuran el pensamiento, llevándose a cabo con seis pasos: 1) Elegir, lo que se va a investigar 2) Observar lo que se encuentra, 3) Preguntar (algo tan nato en la niñez y que los sistemas de enseñanza frecuentemente limitan) 4) Anotar, lo observado y lo preguntado 5) Experimentar, averiguar si es cierto lo observado a través de la experimentación y 6) Comunicar el nuevo conocimiento, la comunicación se realiza por escrito, oral o a través de los medio digitales.

Divulgar es otro camino de la comunicación científica a través de la exposición de temas/experimentos. La divulgación es la “traducción” del conocimiento científico. Es una labor multi disciplina, que utiliza diversos medios, recreando ese conocimiento con fidelidad y contextualizándolo para hacerlo accesible. La divulgación no es nata, se aprende y es una verdadera profesión, mal remunerada y pobremente reconocida/calificada en las comunidades académicas. Para llevarla a cabo, se requiere crear sinergias institucionales/investigadores para potenciar infraestructuras físicas y capital humano. Se ha demostrado que una población y en particular la niñez que poseen educación científica-tecnológica tendrán mayor capacidad de generar innovación, mejorando su nivel socio económico. 

Para lograr lo anterior, la Academia Mexicana de Ciencias en sinergia con el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), el CINVESTAV IPN Mérida, la UNAM Juriquilla, el CICY- Cancún, el Museo de Ciencia de Ensenada (Caracol) y el Planetario de Cancún hemos elaborado el programa de divulgación Pasaporte al Camino del Conocimiento Científico que opera desde hace14 años, habiendo atendido a 78 mil infantes con 156 talleres de ciencia. 

El programa que desarrollamos responde a la necesidad de impulsar en la población infantil, la comunicación de la actividad científica-tecnológica, la cual contribuye a estructurar el pensamiento lógico, permitiendo a los niños a resolver cualquier problema escolar o de la vida cotidiana. En Ciencia hay una máxima que reza “a un científico dale un problema y te encuentra tres soluciones” Así somos, las y los investigadores, mentes creativas e infinitas, como lo es la Ciencia. 

Entre los temas de este año se tienen ¿Qué edad tiene la Tierra? ¿Cómo se arma una pirámide? ¿Con qué principios de la física funcionan los juguetes mexicanos tradicionales? Entre otros, encuentra aquí el link: Facebook Pasaporte al Camino del Conocimiento

*Premio Nacional de Medio Ambiente

*Investigadora Cinvestav

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Edición: Ana Ordaz