La nueva liturgia de AMLO

Si algo ha demostrado Andrés Manuel López Obrador en su trayectoria como hombre público es su pasión por los símbolos religiosos. Al igual que sus referentes, los dirigentes del Partido Liberal Mexicano, los hermanos Jesús, Enrique y Ricardo Flores Magón, junto con Juan Sarabia, Librado Rivera, Práxedis G. Guerrero y el caricaturista Jesús Martínez Carrión, el Presidente emplea terminología y símbolos del cristianismo para dirigirse a sus simpatizantes y atraerlos a su causa.

Por tal motivo, la consulta de revocación de mandato que tuvo lugar este 10 de abril debe verse también desde esta práctica a la cual López Obrador es tan aficionado. La selección de un domingo de ramos para celebrar el ejercicio no es producto del azar, al contrario, fue cuidadosamente seleccionada y, por tal motivo, marca el inicio de una nueva liturgia política en la cual el titular del Ejecutivo actúa como sumo pontífice, y a la vez máximo profeta y teólogo.

El domingo de ramos, para los cristianos, marca la cumbre de la cuaresma; conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, montado sobre un pollino, y recibido por un pueblo que entona hosannas -¡benedictus qui venit in nomine domine!, pero será el mismo que, una semana después, gritará ¡Crucifícale!

En el ritual, la recepción popular no deja de parecer una advertencia de lo que ocurrirá durante la conmemoración de la pascua: primero el cordero deberá ser aprehendido, torturado y sacrificado; pero si para los judíos la festividad recuerda la salida de Egipto hacia la libertad, para los cristianos marca una nueva era, porque sin la muerte del Hijo del Hombre no hay pascua, ni derrota al mal, ni salvación para los creyentes.

En paralelo, en una novedosa liturgia política mexicana, lo importante de la consulta es su celebración, no necesariamente el número de participantes. No es necesario que sea legalmente vinculante, sino la demostración de fe; hacer patente que existe un número de fieles que creen que la Cuarta Transformación debe continuar, y que esta grey es lo suficientemente capaz de organizarse y existe en número suficiente como para incidir en las elecciones por venir

Tomándolo de esta forma, necesariamente se debe prestar atención a este ejercicio. Con todos los obstáculos de organización y la ausencia de argumentos en el debate sobre la justificación de la necesidad del proceso celebrado ayer, la participación fue importante en términos numéricos; es decir, se le puede llamar exitosa precisamente a pesar de los llamados a la desmovilización a que recurrieron los grupos de oposición al Presidente, y a la indiferencia de otros que consideraron ocioso acudir a las urnas porque piensan que votaron por López Obrador para que permanezca el sexenio completo, como estuvieron todos los presidentes que él califica de neoliberales, la asistencia a las urnas fue continua y con un mínimo de irregularidades. Posteriormente deberá revisarse el papel del INE y los ataques a que se le ha sometido.

Pero en la nueva liturgia hace falta la interpretación de lo que deberá corresponder a un Nuevo Testamento político: ¿vienen tiempos en los que tendrá lugar un juicio sumario, la traición de un cercano, que otro discípulo niegue tres veces haber sido adepto? ¿Está próxima una nueva pasión? ¿Las elecciones de 2024 serán una crucifixión, de la que algunos esperan que sea el fin del lopezobradorismo, pero el movimiento resucitará, para dar pie a una nueva era política?

La historia, en un futuro, podría enseñarse como el Catecismo.

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Edición: Ana Ordaz