El empleo en el sector cultural: entre la precariedad y el entusiasmo

Abril Monserrat González Ku

La cultura no solo es un elemento que contribuye a nuestro desarrollo social y a la formación de nuestra identidad sino que también puede ser  considerada un área económica, pues aporta a la generación de ingresos y empleos de un país. Según la UNESCO, para el 2021 el sector cultural empleó a aproximadamente 30 millones de personas en el mundo, de entre 18 y 25 años, aportando 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

En México el sector cultural abarca 3.1 por ciento del PIB del país según el último informe 2019 de la cuenta satélite de cultura del Inegi. En ese mismo año las actividades asociadas con el sector cultura generaron en total 1 millón 395 mil 644 puestos de trabajo, representando 3.2 por ciento del total del país y sólo en Yucatán en el año 2017 la cultura como actividad económica aportó 676.9 millones de pesos.

A pesar de que cada vez más se reconoce a la cultura como una fuente de empleo, ingresos y profesionalización, las condiciones en las que se desarrolla no siempre son las más favorables para asegurar el bienestar de las personas que dependen de estas actividades, debido a que el empleo en estas áreas no es debidamente reconocido ni remunerado.

La autora Remedios Zafra, en el 2017 con el libro El entusiasmo, ya advertía que el sistema cultural no ha venido libre de explotación y desigualdad, pues muchas veces la posibilidad de un pago efectivo se ve intercambiado por un pago inmaterial que al menos dote visibilidad; es un pago insuficiente pero al menos puede que reconforte y justamente entusiasme a los artistas a seguir creando en condiciones de precariedad; algunas personas logran capitalizar su trabajo porque acumulan grandes números online, pero difícilmente la mayoría opta por estas formas de remuneración pues no se pagan las facturas sólo sumando seguidores en Internet.

Es importante reconocer que existe una construcción romántica sobre el trabajo artístico-cultural que esconde una realidad vivida de una manera totalmente diferente, se piensa que un artista debería escapar a la economía de mercado, que no deberían cobrar por su trabajo o que sus aportaciones no son importantes, como hemos escuchado tantas veces en la frase "por amor al arte". Sin embargo, artistas y trabajadores culturales tienen que actuar cada vez más al servicio de las lógicas del mercado, por ejemplo como cuándo se lucha porque se reconozcan los derechos de propiedad intelectual.

Antes de la pandemia -para finales de 2018- en México las personas que trabajaban de manera formal en el sector cultural ganaban un promedio de 100 mil pesos al año, equivalentes a tres salarios mínimos diarios y los artistas independientes fueron los que menores ganancias obtuvieron por su trabajo con un ingreso promedio de 80 pesos al día, es decir, menos de un salario mínimo, datos según el reportaje de Corriente Alterna en el 2021.

A partir de la declaración del Covid-19 como pandemia, el sector cultural en México suspendió toda la actividad artística y cultural, agudizando la vulnerabilidad social a la que ha estado expuesto este sector, la pandemia les ha quitado más de la mitad de sus ingresos y casi la mitad no tiene ningún tipo de seguro médico. 

Esta coyuntura también se puede vislumbrar como una oportunidad de innovar, reactivar y reconocer la importancia del sector cultural y de quienes forman parte de éste. Desde el Observatorio de Gobernanza y Coordinación Social ante el Covid-19 (Orga) nos encontramos en observación de las dinámicas del sector cultura y sus transformaciones a partir de la pandemia, identificando qué acciones fueron encaminadas a realizar ejercicios de gobernanza, ejercicios en los cuales se deberían tomar en cuenta las necesidades y opiniones de los distintos actores, sin despojarles de la creatividad y la pasión que artistas y trabajadores dedican a sus creaciones y actividades, pues el entusiasmo no alcanza siempre para pagar las cuentas. Síganos en http://orga.enesmerida.unam.mx/; https://www.facebook.com/ORGACovid19; https://www.instagram.com/orgacovid19/ y https://twitter.com/orga_covid19.   

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Edición: Laura Espejo