¿De pandemia a endemia? Efectos y desafíos en la educación

María Antonieta Saldívar Chávez

En las recientes semanas muchos han visto con beneplácito el regreso a la tan ansiada “normalidad” luego de dos años críticos por la crisis sanitaria ocasionada por el SARS-CoV-2. En México, las autoridades han optado por declarar que ya estamos en etapa de endemia y que la pandemia ha concluido, desapareciendo con ello las medidas de los semáforos por entidad federativa y el uso obligatorio de cubrebocas.

Sin embargo, oficialmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha declarado todavía que la fase de pandemia haya concluido. Los especialistas de la UNAM, Susana López Charretón, Alejandro Macías y Alejandro Sánchez, consideran que la pandemia no ha terminado. Pero estiman que se debe tener un mensaje de optimismo para retomar actividades con precaución, eliminando algunas medidas que nunca sirvieron, pero manteniendo las que han sido vitales, como la vacunación, el uso de cubrebocas y quedarse en casa al menor síntoma, porque tenemos que asumir que podríamos ser portadores del virus SARS-CoV-2 y podríamos contagiar a alguien más (Gaceta UNAM, 2 de mayo 2022).

De acuerdo con el Informe de la OMS, Organización Panamericana de la Salud, 2021, con su rápida propagación y consecuencias devastadoras para la salud, la pandemia causada por la enfermedad por coronavirus afectó la vida y los medios de subsistencia de las personas, y descarriló las sociedades, las economías y el desarrollo de los países. Todo esto ocurrió en el contexto de los numerosos desafíos y obstáculos que son inevitables en el camino hacia un desarrollo equitativo y sostenible y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030 y de los objetivos de la Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030 (ASSA2030), que constituye la respuesta regional a los ODS. Muchos aspectos de los ODS el ORGA los ha seguido a lo largo de la pandemia en sus espacios de observación, como seguridad alimentaria, violencia de género, economía y empleo, entre otros.

Es fundamental referirse al impacto de la pandemia en la educación y los efectos que a largo plazo traerá para la educación en todos los niveles. El regreso presencial a las escuelas, sin duda, es un paso clave para la continuidad de la educación y la recuperación de aprendizajes que contribuirá a mitigar problemas vinculados a la malnutrición, la violencia y el embarazo adolescente, lo han señalado expertos y organismos como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Se ha dicho con insistencia que el cierre prolongado de escuelas pudo afectar negativamente a toda una generación en el corto, mediano y largo plazo, provocando pérdida de conocimientos y habilidades que, en el caso de México, se suma a una crisis de aprendizajes ya existente antes de la pandemia.  Según la evaluación PLANEA 2018, casi el 80% de los alumnos y las alumnas de primaria no alcanzaban los aprendizajes esperados en comprensión lectora y matemáticas, rezagos que se habrán visto agudizados durante el cierre de escuelas.

El problema más agudo desde nuestro punto de vista y que afectará en el largo plazo es el aumento del abandono escolar. Según la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación del Inegi, alrededor de 1.5 millones de niños, niñas y adolescentes entre 3 a 18 años no se reinscribieron en el ciclo escolar 2020-2021 por causas relacionados con la pandemia. También se estima un rezago en el país a nivel de desarrollo infantil temprano debido al cierre de los espacios físicos para programas y actividades de educación inicial y preescolar. Con las consecuencias en la salud física y nutricional que esto conlleva, como lo reportamos en ORGA. Durante el confinamiento por el Covid-19 en el mundo, se ha observado un incremento de obesidad la población mundial. El sedentarismo, la ansiedad causada por el encierro, la falta de alimentos saludables, entre otras, han sido factores considerables para el aumento de peso en la población por lo que urgen medidas para dar un retroceso.

Otro reto, de acuerdo a un estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, es que una de las acciones inmediatas en el ámbito educativo es aumentar y profesionalizar las plantillas de docentes que aseguren la renivelación académica. También en educación superior, se tienen un sinfín de desafíos y, entre ellos, la deserción como factor fundamental, lo cual también repercute en el posgrado, en los centros de investigación con la consecuente preocupación en el desarrollo científico del país.

Sin embargo, hay atisbos esperanzadores luego de la crisis sanitaria. La consulta pública “Caminos hacia 2050 y más allá” organizada por UNESCO y el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) publicada en 2021 arroja resultados donde los ciudadanos consideran que la educación superior sigue desempeñando un papel importante para hacer del mundo un lugar mejor, con el apoyo de los gobiernos y la confianza de la sociedad civil. Como señala la encuesta “puede que no tengamos la respuesta a la pregunta de qué nos depararán estos futuros, pero este informe muestra que existe una voluntad y un apoyo colectivo para que la educación superior (cabe agregar la ciencia y la tecnología) sea una parte integral de nuestra búsqueda de los caminos hacia 2050 y más allá. Síganos en: http://orga.enesmerida.unam.mx/;  https://www.facebook.com/ORGACovid19/; https://www.instagram.com/orgacovid19 y https://twitter.com/ORGA_COVID19/.           

Edición: Laura Espejo