La sucesión en Yucatán ya inició, lo anuncian las encuestas sobre la gubernatura difundidas a diestra y siniestra, así como la tensión profética en el círculo rojo. Muchos son los que se sienten llamados, pero tres serán los escogidos, una o uno por cada partido político relevante y, en un parpadeo, pueden terminar siendo dos los convidados si en Yucatán hay alianza contra Morena. Esas son las cuentas simples.
En ese marco, es muy atractivo analizar las encuestas de Massive Caller por varias razones: sabemos que serán publicadas con cierta periodicidad, no han fallado escandalosamente en sus predicciones y siempre se hacen de conocimiento público. Sin embargo, no podemos quedarnos en los números básicos sobre quién va ganando, quién tiene más puntos o qué combinaciones suenan. En esta primera entrega claudiana intentaremos mostrar algunos ángulos diferentes a la encuesta que muchos conocen.
Primero lo obvio. Sí, Morena, como partido aparece con 38.1 por ciento de respaldo en una imaginada elección a la gubernatura en el 2024, casi un punto arriba que el PAN, es decir, es un empate técnico con ventaja guinda. El PRI logra un minúsculo 8 por ciento del apoyo ciudadano. El candidato por vencer es Renán Barrera, con clara ventaja como abanderado mejor ubicado dentro de su partido y con el mejor conocimiento entre el electorado, pero eso sería una lectura superficial. Vayamos a un nivel más complejo.
Renán Barrera tiene el apoyo del 43 por ciento del electorado para ser el candidato del PAN, pero al PAN sólo lo respalda el 37 por ciento de los votantes, así que en realidad su sustento es el 16 por ciento en población abierta. A Huacho Díaz lo respalda el 34.8 por ciento del electorado para ser abanderado de Morena, y dado que ese partido obtiene el 38 por ciento de las intenciones, pues logra un 13 por ciento de preferencias amplias en este momento. Es un escenario bastante cerrado. Jorge Carlos Ramírez, aparece “fuerte” para ser el abanderado del PRI, pero con un tricolor con apenas el 8 por cieneto de la intención del voto, el senador logra el 3 por ciento de las intenciones ciudadanas, muy lejos de los dos punteros.
Hay un factor aún más interesante y que hace que aparezca en el horizonte otro candidato que no parece obvio, pero que pinta bien: el nivel de conocimiento. Renán Barrera parece estancando en un nivel de conocimiento del 58-59 por ciento, es decir lo conocen en Mérida y su zona metropolitana y para competir contra una marca tan poderosa como Morena, eso no alcanza. En el 2024 la gubernatura coincidirá con la elección presidencial y eso será implacable con candidatos panistas o aliancistas que no tengan un nivel de conocimiento mínimo del 80 por ciento. Ese es un foco rojo en la banca azul. Huacho y Jorge Carlos Ramírez también aparecen estancados en niveles de conocimiento del 55 y 45 por ciento, respectivamente. Algo han hecho mal los estrategas de esos dos actores, pues después de tantos años, campañas, candidaturas y cargos de nivel federal y alcance estatal, siguen sin penetrar en la imaginación colectiva. Huacho puede colgarse de Morena, pero el senador no puede darse ese lujo, o corrigen o se arriesgan.
En cualquier caso, al tomar en cuenta la variable de conocimiento, el nuevo jugador que aparece es Liborio Vidal. Es cierto que el político vallisoletano tiene un nivel del 34 por ciento, pero hace un mes tenía apenas 29 por ciento y ocupa una posición que le permite conectar con miles de familias en todo el estado, en un tema clave y sentido: la educación. Liborio Vidal se vuelve un jugador más interesante cuando vemos que en Morena los competidores de Huacho (esencialmente Verónica Camino) están perdiendo terreno y las preferencias morenista se consolidan hacia una tercera campaña de Díaz Mena. En el PRI ocurre lo mismo, los posibles competidores de Jorge Carlos Ramírez empiezan a desplomarse. Sin embargo, en el PAN, aunque Renán está lejísimos, Liborio Vidal mantiene una trayectoria ascendente entre las preferencias azules, lo que habla de un escenario dinámico en Acción Nacional.
En suma, tenemos una contienda cerrada, candidatos que no conectan con la población y un posible caballo negro (o azul), ese es el corte de estos días. Ya veremos cómo se mueve la película, porque esto es tan solo una foto y, por cierto, una foto de baja definición y tomada muy lejos de la meta.
Nos leemos la próxima semana para abordar las aspiraciones presidenciales, de las que es tiempo de hablar.
Edición: Estefanía Cardeña
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