Expresión femenina

La expresión femenina, la potencia con que puede percibirse el significado profundo de su ser, toma diversos cauces que desembocan en un mismo elemento vital. De las muchas formas en que la mujer afirma su presencia, la escritura condensa un registro específico en el cual confluyen los valores que revela su paso en el terreno accidentado del mundo.

El impulso creador de las mujeres se manifiesta también en su aptitud narrativa, que sólo es distinta de la que practican los varones en matices de sensibilidad y de perspectiva que les brinda su experiencia histórica en los tramos que la cultura traza y condiciona. Narrar con la calidez y la precisión que puede auspiciar la letra, y hacerlo en clave de mujer, acerca verdades que merecen ser contadas.

La posibilidad de leer relatos de autoras de varios países latinoamericanos se hace efectiva en el libro Vislumbrando otras colinas. Voces femeninas de ocho latitudes (Ciudad de Panamá, Editorial D’McPherson, 2022). Cuba, México, Puerto Rico, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Argentina y Brasil se hacen presentes en la pluma de Laidi Fernández de Juan, Mirta Yáñez, Patricia Carrillo Padilla, Mabel Cuesta, Yolanda Arroyo Pizarro, Osiris Mosquea, Vanessa Vilches Norat, Kianny N. Antigua, Minerva del Risco, Mayra Santos Febres, Mylene Fernández Pintado, Uva de Aragón, Aminta Buenaño-Rugel, Gloria Young, Isabel Burgos, Silvia Miguens, Mabel Pagamo, Lourdes de Armas, Lourdes Cabrera y Christina Ramalho. La antología remata con el ensayo “¿Existe una literatura de género?”, con el que Zaida Capote Cruz contribuye a aclarar una discusión que compromete puntos de vista de alcance profundo.

Las protagonistas de estos cuentos conciben su cuerpo como porción visible de un núcleo de existencia que aspira a realizarse en ámbitos múltiples; asumen sus funciones orgánicas como retos para conocerse mejor y para establecer pautas de intimidad en sus vínculos significativos, para adaptarse a los cambios sociales y para hacer frente a las agresiones del exterior que pretenden rebajarlas y someterlas a voluntades caprichosas y opresivas. La preñez, la menstruación, los procesos alimenticios que se trastornan como consecuencia de desequilibrios en las emociones son las claves que guían el desarrollo de algunas historias dando entrada a conflictos y angustias, a gozos y descubrimientos que enriquecen el sentido de habitar el mundo.

A veces sobresale el fondo humorístico del devenir cotidiano combinándose con el despliegue de lazos de apoyo mutuo, como cuando unas amigas se reúnen para deliberar en busca de solucionar los enredos de la compañera que en el ejercicio libre de su sexualidad vive encuentros con hombres de ocupaciones distintas. También hay narraciones que exponen roces competitivos entre mujeres y la incomprensión que las mueve. O bien las relaciones lésbicas presiden formas de acompañamiento afectivo y placer compartido superponiéndose en planos temporales precisos.

Toda reconfiguración del papel de la mujer en el orden social adquiere connotaciones políticas, y es así como algunos textos tienden a plasmar con mayor detalle estos aspectos desde marcos de referencia precisos, como el caso de una activista de partido que sufre un atentado a su vida previo a la elección en que ella concentra las preferencias de los votantes, o bien el de la joven que toma venganza contra un alto mando de la junta militar llevado a juicio por sus acciones genocidas, quien la vejó repetidamente frustrando sus aspiraciones básicas. O la proyección intelectual de una mujer que en el siglo XIX sobresaltó a las mentes masculinas más brillantes de ese entonces sin lograr del todo el reconocimiento de sus méritos.

La dimensión histórica del ser femenino lo incita a reconocerse una entidad activa, capaz de mirarse más allá de los límites a los que se ha pretendido confinarla. De ahí la metáfora de la cazadora que afina sus percepciones del mundo hacia otros modos de interpretarlo en una acción constructiva. En esta noción crítica abunda un acercamiento que mucho tiene de ensayístico aunque en formato de carta interroga los fundamentos de la naturaleza humana desbordando las atribuciones de género convencionales.

Varios cuentos de este libro muestran el grado en que la conciencia de las mujeres experimenta también el sentido devastador de la pérdida, sea de la lucidez de juicio, de la pareja, de las certidumbres temporales, de los escenarios conocidos y, en su forma extrema, la que implica la supresión de todo signo vital que la violencia asesta como ejercicio de poder arbitrario.

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Edición: Estefanía Cardeña