Cuando el gobernador compró un barco

El 26 de junio de 1915, los yucatecos madrugadores debieron haber sido sorprendidos por la primera plana del diario, que traía la fotografía de un barco. Seguramente los chiquillos dedicados a vocear La Voz de la Revolución contribuyeron al despertar de quienes aún estuvieran un tanto dormidos, gritando el titular.

“El Sr. Gobernador adquiere un hermoso barco americano para la nación”, rezaba el texto que enmarcaba la fotografía en cuestión. Parte de la febril actividad del general constitucionalista Salvador Alvarado fue precisamente comprar un navío. No habían pasado tres meses de haber sido nombrado gobernador y comandante militar del estado cuando se hizo público el resultado de la transacción.

El buque, que llevaría el nombre del general Maclovio Herrera,  no era nuevo, pero por lo que deja saber la nota tampoco tenía mucho de haber sido construido, ya que contaba con un poderoso sistema de comunicación por telégrafo inalámbrico cuyo alcance era de 500 millas a la redonda.

Llama la atención el nombre que llevaría la embarcación, pues Maclovio Herrera se distinguió como integrante de la División del Norte, el ejército de Pancho Villa, que para entonces encabezaba las huestes de la Convención de Aguascalientes. Herrera había roto con Villa y se negó a desconocer a Venustiano Carranza, por lo que fue perseguido hasta que los villistas le dieron muerte en abril de 1915. Sin embargo, el militar era completamente ajeno al contexto peninsular.

La nota proporciona varios datos, comenzando con el primer nombre del navío, que había sido adquirido de la Yankee Salvage Association, empresa que había enviado el barco correo a Yucatán para participar en el salvamento del cañonero Progreso, que había sido dinamitado y hundido por partidarios del movimiento soberanista que promovió Abel Ortiz Argumedo. El barco recién comprado llevó antes el nombre de Howar y estaría destinado a cubrir la ruta entre Quintana Roo y Yucatán, “pues según los peritos en la materia, tiene magníficas condiciones para navegar por la Península en general”.

Entre las características del Howar estaba que alcanzaba los 10 nudos por hora. Sus medidas eran 160 pies de eslora, nueve de puntal y 20 de manga. Poseía dos máquinas motrices y caldera escocesa, y capacidad para 200 personas. Adquirirlo le costó al gobierno constitucionalista la friolera de 5 mil dólares.

La selección de palabras en La Voz de la Revolución no era casual. La nota recalcó que el barco era de la Nación, y aunque prestaría servicio en la península, en última instancia el gobierno federal podía requerir que fuera trasladado a otro puerto. El propio Alvarado había informado a Carranza “dándole cuenta de pertenecer ya dicho buque correo a la República y de estar a su superior disposición”.

El Howar o Maclovio Herrera no duró muchos años al servicio de Yucatán. El proyecto de Salvador Alvarado fue cuidadosamente desmontado por sus sucesores y esto implicó que ya no se diera continuidad a iniciativas para que la entidad tuviera control de la comercialización de fibra de henequén, y el barco fue utilizado un tiempo para transportar el sosquil. Se perdió así la oportunidad de contar con una flota propia.

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Edición: Emilio Gómez