Claudia: el proyecto ante todo

Este lunes iniciaron las actividades de las “corcholatas”, aspirantes de Movimiento Regeneración Nacional y satélites a convertirse en “Coordinador Nacional de la Defensa de la Cuarta Transformación”, título para evitar decir que se tiene la candidatura a la Presidencia mientras se esté fuera de los plazos legales para ello.

La única mujer en la lista de aspirantes invitados y registrados ante el Consejo Nacional de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, concedió a La Jornada la entrevista realizada por Miguel Ángel Velázquez, que reproducimos hoy. En ella, la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México esboza un plan de lo que se mantendría en caso de llegar ella a la Presidencia, en el que pareciera que lo más importante es precisamente el proyecto y no necesariamente quién sea responsable de ejecutarlo.

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Tras afirmar que es una Claudia diferente a la que entró en 2018, pero en esencia es la misma persona que mantiene sus convicciones, Sheinbaum refiere que su supuesto radicalismo está en vigilar que se cumpla con la ley, especialmente en desarrollo inmobiliario, y que, por otra parte, a ejemplo del Presidente, buscaría el consenso para las decisiones económicas más importantes, así como para las acciones relacionadas con políticas del bienestar… “en las decisiones importantes hubo consenso y hay que seguir así”, destaca.

Si las decisiones difíciles se tomarán por consenso, la base ya está dada, es el mensaje cuando señala “En el tema energético estoy de acuerdo en que 54 por ciento de la producción de energía siga siendo de la CFE y el 46 privado…”; no habrá cambios en esta política.

Tampoco ofrece algo distinto en cuanto al papel que hoy juega el Ejército, aunque sí es más específica y únicamente menciona que tiene que consolidarse la Guardia Nacional en manos de la Secretaría de la Defensa y las fuerzas armadas deben continuar “jugando un papel importante en lo que se va disminuyendo la violencia y la inseguridad y en lo que van tomando fuerza las policías estatales”.

Claudia está dispuesta a jugar la baraja de género en cualquier momento. De ahí que en primera instancia haya contestado con una pregunta a la interrogante del reportero sobre si siente que habrá de pesar en el gobierno “la sombra del caudillo”. La pregunta es relevante y es necesario que todos los aspirantes la contesten honestamente, pues en este momento pesa sobre todos el ascendente de López Obrador. Han sido sus colaboradores cercanos, compañeros de campañas, pero sobre todo, han sido sus subordinados.

En efecto, una cosa es la continuidad de la Cuarta Transformación y otra que “el ex presidente López Obrador, te esté llamando para decirte lo que tienes que hacer”. Esto tal vez lo tiene muy claro Claudia Sheinbaum, pero el futuro es siempre incertidumbre y, al igual que con Plutarco Elías Calles, no es necesario que el ex mandatario llame a nadie para darle instrucciones; los mismos secretarios lo buscarían para pedirle consejo. 

Sin duda, esta primera entrevista ubica a Claudia Sheinbaum en un camino de aspiración que México ya ha recorrido. En 1904, la restauración de la vicepresidencia durante el gobierno de Porfirio Díaz obedeció al ánimo en la clase política que deseaba la continuidad sin don Porfirio; en este caso porque era previsible que el héroe del 2 de abril no viviría eternamente. Posteriormente, el Maximato mantuvo brevemente esa idea, que podía dar continuidad al proyecto del grupo sonorense (Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles), pero Lázaro Cárdenas dio al traste con ellos. Más recientemente, José López Portillo llegó a decir de sí mismo que era la última oportunidad de la Revolución, y así fue: tras él llegaron los gobiernos neoliberales.

En tiempos políticos, falta mucho para llegar a las elecciones de 2024. En mensajes, hoy parece difícil que los aspirantes de Morena y aliados adelanten si tendrán alguna diferencia de fondo con López Obrador y le pondrá su propio sello a la 4T, pero aún ya vendrán más entrevistas.

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Edición: Estefanía Cardeña