LA INSEGURIDAD Y la violencia, sin lugar a dudas, van ligadas a la corrupción y su persistencia en una sociedad son síntomas de una enfermedad social agravada en la falta de valores morales y éticos.
En el diccionario de filosofía de Nicola Abbagnano la corrupción se define como la pérdida o negación de lo que se es. Aristóteles decía que “la corrupción es el cambio que va de alguna cosa al no ser de ella”. Por citar dos ejemplo, es cuando un agente civil o militar en lugar de servir a la seguridad de la población, sirve los intereses de criminales. O cuando los jueces castigan a inocentes y liberan a delincuentes. La corrupción política según Stephen Morris, “es el uso ilegítimo del poder público para beneficiar un interés privado”. La corrupción es el mal uso del poder y la autoridad otorgada por las instituciones a un individuo que las emplea para su beneficio, contrario a las leyes y los principios morales. La corrupción es un obstáculo para el desarrollo.
El periódico El Universal, de los considerados por AMLO como conservadores al servicio de las élites, publicó que un estudio de ·”AC Consultores” revela que el crimen organizado “cubre el 81 por ciento del territorio nacional, donde viven 108 millones de personas”. Aseguran que en mil 488 municipios se han registrado hechos vinculados con el crimen organizado como lo son, ejecuciones, masacres, narco mantas, extorsiones, secuestros, etcétera.
Por su parte el organismo de los patrones de México, la Coparmex, afirmó que el delito de extorsión ha crecido en el gobierno de AMLO un 48 por ciento. “Entre enero y abril de este año se registraron 3 mil 473 víctimas de extorsión… Es uno de los delitos que más ha crecido y que está golpeando con mayor fuerza a la actividad económica”. Es una aberración que además de pagar numerosos “derechos” y cargas a los tres niveles de gobierno, empresarios, comerciantes, prestadores de servicios, paguen “derecho de piso” al crimen organizado o de lo contrario sufrir ataques violentos contra su vida y su patrimonio. La obligación primera de todos los niveles de gobierno es garantizar la seguridad pública. No se ha cumplido a cabalidad, ni antes ni ahora, no se perciben cambios. A pesar de involucrar a las fuerzas armadas en todo, incluyendo las aduanas y el resguardo de las fronteras, permanentemente vulneradas. No es asunto de buenos y malos. No hay de otra, sin complicidad de quienes deben garantizar la seguridad de la vida y el patrimonio de la población, el crimen organizado no sería tan fuerte. La corrupción parece sistémica ya.
En lo local
LA INSEGURIDAD Y la violencia, no pueden verse con indiferencia ni voltear la cara hacia otro lado.
En Quintana Roo su crecimiento es grave. Ahora estalló un escándalo por la privación de la libertad del magistrado presidente del Tribunal Electoral de Quintana Roo, Sergio Avilés, perpetrada por hombres armados el lunes alrededor de las diez de la noche cerca de su domicilio. El hecho que la autoridad estatal llama “levantón” y otros secuestro, escaló a nivel nacional. Las ejecuciones, cobros de derecho de piso, levantones, secuestros, etcétera, son inocultablemente cotidianos, lo cual ensombrece las importantes obras del gobierno federal y la presencia constante de AMLO en la entidad. Imposible negar que en el municipio maya de Felipe Carrillo Puerto ya van 14 ejecutados y 26 desaparecidos.
En fin. Son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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