Adán Augusto, entre líneas

Han transcurrido ya casi 15 días desde que Adán Augusto López Hernández presentó su renuncia al cargo de secretario de Gobernación para competir por la candidatura a la Presidencia de la República de Movimiento Regeneración Nacional. El proceso de Morena todavía está en su fase inicial y las encuestas que se manejan en este momento no tienen mayor validez.

El perfil de López Hernández se ajusta a viejas prácticas que vienen de los regímenes de la Revolución. Por principio de cuentas, es natural de Tabasco, al igual que el presidente López Obrador; esto ocurrió igualmente con Álvaro Obregón -Plutarco Elías Calles; MIguel Alemán -Adolfo Ruiz Cortines, y Luis Echeverría -José López Portillo. Por supuesto, esto no debiera significar nada en un procedimiento de selección abierto; sin embargo, con los precedentes mencionados, en los usos y costumbres de la época del partido hegemónico, esto se tomaba como uno de los factores que indicaban quién debía suceder al gran elector.

La entrevista concedida por Adán Augusto López a Miguel Ángel Velázquez, de La Jornada, es precisamente un retrato del inicio formal de la carrera por la candidatura presidencial de Morena, todavía a la sombra de López Obrador. Nos encontramos en las primeras zancadas y ninguna de las “corcholatas” ha manifestado en qué sería distinta al actual Presidente, y ese es el tono de la entrevista.

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Adán Augusto marca el tono optimista: sabe que ni siquiera ha tomado turno al bat y por su tono parece confiado en que, al igual que su paisano, puede “macanear arriba de 300” cuando las encuestas dejen de ser de marketing. Como el encargado de la política interna que fue, además de funcionario electo en varias ocasiones, sabe de lo que habla en esta materia y se remite a los hechos. problema a las actuaciones recientes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y por lo tanto su visión es que debe haber amplitud de miras si se va a cambiar la conformación de todo un Poder, no solamente hacer que los ministros sean electos.

Cuestionado sobre emprender una reforma del Estado, se pronuncia por iniciar con un pendiente que dejará el gobierno de López Obrador: reformar el Poder Judicial. Aquí aprovecha para mostrar que sabe que los grandes problemas de la impartición de justicia están en el día a día, y evita reducir el

Sin embargo, mantiene el tono beligerante hacia el Poder Judicial, aceptando que las facultades de Derecho son “brazos políticos de la derecha”. 

La visión de López Hernández sobre el futuro gobierno y su comportamiento frente al Presidente actual es algo a lo que se debe prestar atención, pues en unas cuantas frases deja ver que la Cuarta Transformación es un grupo compacto en torno a AMLO, y que por su parte no vería mal pedirle consejo “si se quiere abrevar de su conocimiento, de su experiencia, se le puede consultar un poco”; entonces queda la pregunta impertinente: ¿y qué tanto es tantito?.

Mención aparte merece su visión del momento, que no identifica como una precampaña, sino más como una continuación de la construcción del proyecto que llevó a López Obrador a la Presidencia a partir de la interacción directa con los votantes, prácticamente casa por casa. Adán Augusto es veterano de esa época y puede presumir de ser testigo de primera mano de una campaña austera, a nivel de la calle, por todo el país.

Ahora, Adán Augusto también se resiste a manifestar cuál sería la particularidad de la 4T si él estuviera a la cabeza del Ejecutivo. Puede ser por estrategia, por mandato judicial, pero es también la imagen del momento: las “corcholatas” no están apostando ahora por qué harían diferente, ni en forma ni en fondo, y Adán Augusto prácticamente puede afirmar que no le cambiaría ni una coma al proyecto de la 4T. 

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Edición: Estefanía Cardeña