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Foto: Facebook Xóchitl Gálvez Ruiz

Era de esperarse un discurso profundo y determinante, incluso delimitante. No era una ocasión cualquiera, pues Xóchitl Gálvez, la panista sin credencial, recibía justamente en este domingo de mitin en el Ángel de la Independencia la constancia de una candidatura presidencial conseguida en condiciones estropeadas, porque en lugar del predominio de decisiones, banderolas y contingentes partidistas (en primer plano, del Revolucionario Institucional, habrase visto) se había prometido y organizado una votación nacional a la que habrían llegado dos aspirantes finalistas.

No hubo una proclama o manifiesto en forma: la triunfadora por declinaciones hizo un discurso ligero, lleno de lugares comunes, con una indicativa insistencia en pregonar que su candidatura y coalición tripartidista sí tienen posibilidades de ganar en 2024 y con seis “compromisos”, tres en función de hacer y otros tantos en cuanto a no hacer.

 

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Tal vez el culmen de la chabacana oratoria de la aún senadora por Hidalgo se haya alcanzado cuando proclamó su trilogía neofoxista: “ni güevones ni rateros ni pendejos”. Lo dijo con desparpajo, mientras a su espalda disfrutaban de su creación político-electoral los dirigentes de los partidos aliados, el priísta Alito Moreno, el panista Marko Cortés y el perredista Jesús Zambrano, aspirantes naturales a ganar premios mayores en un eventual concurso xochitleco de asignación de alguna o todas las premisas enunciadas por la candidata.

Pero es probable que la parte más ilustrativa del pensamiento y eventual praxis presidencial de Gálvez descanse en la reivindicación enunciada (como todo, con sonriente desfachatez), del “ingenierismo” como sustituto de la ideología, del uso instrumental de la técnica (ha de suponerse que robotizada, sin la “contaminación” que implicarían las visiones, valoraciones y decisiones humanas) para “resolver” los problemas políticos y sociales: “Soy ingeniera y para mí los problemas no se arreglan con ideología, sino con soluciones”.

Es decir, una nueva tecnocracia, sin ideología. Como si no la tuviera, y tan clara, el cerebro económico que le han asignado, el Ángel de la Dependencia Extranjera, José Ángel Gurría. Por cierto, ayer reapareció en escena, al menos en redes sociales, el ex candidato presidencial José Antonio Meade Kuribreña, ejemplo de esa tecnocracia transexenal y transpartidista, quien calificó como “proceso de selección exitoso (...) #Histórico”, el desfile de cruces declinantes que desembocó en la candidatura única, con elecciones abortadas, de la hidalguense, quien igualmente agradeció en una servilleta de Twitter, ahora X, el gesto de quien fue candidato presidencial del PRI sin haber estado afiliado.

 

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Volviendo a la “desideologización”: es una propuesta evidentemente falsa, no sólo ignorante, sino insostenible. En política, campañas y elecciones, lo que está en juego es la visión de la realidad que tienen los candidatos, líderes y partidos, para tratar de que esa interpretación y propuesta (las ideas) gane el derecho a ser ejecutada desde el poder, a diferencia y contrapelo de las interpretaciones y propuestas ideológicamente contrarias.

Gálvez representa la ideología e intereses de quienes la postulan y promueven (neoliberalismo, tecnocracia, conservadurismo, oportunismo), aunque de manera chambona intente suplirlos por el “ingenierismo” falsamente neutro (dicho esto por el tecleador astillado con todo respeto a los ingenieros, diferenciando su honorable ejercicio profesional del mal uso político que la candidata realiza) o recurra a la treta facilona de invocar el “bien de México” y repita el nombre de la nación como una aspiración de colectividad sin particiones (los partidos políticos) y sin ideologías propias de cada inevitable segmentación: ¡por Méééxicooo! ¡Oh, sííí!

Y, mientras Mario Delgado asegura que el levantamiento de encuestas va muy bien y hoy se completará a cien por ciento para anunciar conforme a itinerario a la ganadora candidatura que surja, ¡hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

Facebook: Julio Astillero

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Edición: Emilio Gómez


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