Francesca Sasso Yada*
Mérida como muchos tendrán conocimiento está conformada por la zona urbana al interior del periférico y la mayoría de sus 47 comisarías y subcomisarías fuera de este. Como podemos observar a simple vista en el plano del ayuntamiento de Mérida el territorio ocupado por las comisarías y subcomisarías es superior al de la ciudad.
En la mayoría de estas hay un desarrollo inmobiliario descomunal. Me pregunto ¿si algunos investigadores estudian el impacto ambiental que esto conlleva? Además de la devastación de flora y fauna endémicas.
Entre otras preocupaciones mías está el hecho de la basura de la construcción, –que en su mayoría no es biodegradable–, pues se desechan desde concreto, lo que aquí se conoce como nieve seca (poliestireno expandido, EPS por sus siglas en inglés) utilizado en el aligeramiento de la construcción de muros o techos y tubería de PVC utilizada en la red hidráulica y sanitaria, y hasta desechos orgánicos.
El concreto, al estar conformado por arena, cemento y agua, forma piedras que no son ni biodegradables, ni reciclables, su único uso es el de rellenos sanitarios. Los espumados plásticos, como el poliestireno expandido, no son reciclables, por lo que genera un importante impacto al medioambiente; la mayoría proviene de desperdicios utilizados en el aligeramiento de la construcción, empaques de aires acondicionados, electrodomésticos y muchos otros artículos y accesorios para vestir las viviendas. Todos estos desechos junto con la tubería de PVC –considerado el plástico más contaminante debido a que no es reciclable y a su composición química–, se arrojan en cada vez mayores volúmenes a los terrenos baldíos de las comisarías y subcomisarías, convirtiendo a buena parte de la periferia de la ciudad en el tiradero de la industria inmobiliaria.
Por otra parte, están los desechos de los alimentos de los trabajadores de la construcción, como platos desechables, también de EPS, bolsas plástico en las que se les entregan estos platos con los alimentos. Además, consumen alimentos chatarra, salados y dulces y refrescos, todos los anteriores envueltos en materiales inorgánicos (algunos de estos no reciclables). El asunto es que no se depositan en el lugar debido, sino por donde van pasando y tiran los empaques, ya sea mientras caminan o en las camionetas que los transportan. Se me olvidaba, otro desecho que dejan a su paso son botellas y latas de cerveza que consumen al concluir su ardua tarea de construir a altas temperaturas ambientales.
Desde mi punto de vista es responsabilidad del constructor, del ayuntamiento y de la ciudadanía en general, el desechar en el lugar adecuado la basura, pero a mi juicio no existen ni los procedimientos, ni los dispositivos, ni la cultura, nadie que la fomente y mucho menos quien se haga cargo de detener este daño ambiental.
Varias comisarías son el paso de camionetas con trabajadores que los contratistas llevan a los diferentes puntos de la ciudad, los constructores dejan como responsables de los desechos a los contratistas o a camioneros que se hacen cargo de desalojarlos del área de la construcción y ellos mismos tendrán que depositar los desechos en algún lugar. Lo más cómodo es depositarlos en terrenos baldíos que se encuentran en su camino como son las diferentes comisarías, sub comisarías y sus carreteras y, no necesariamente en los depósitos de relleno sanitario determinados por las autoridades del ayuntamiento, debido a que están dispuestos en zonas distantes.
Aquí me hago varias preguntas, ¿el Ayuntamiento considera como seguridad sanitaria el depósito indebido de desechos? ¿Por qué no hace uso de su vasta red de cámaras para detectar a los infractores?, ¿por qué no se asume como responsable al constructor? Y ¿por qué no existe una política eficaz que se haga cargo de este acelerado deterioro ambiental?
Existen desechos en estas comisarías que no deberían encontrarse en estos terrenos baldíos, ya que tenemos un sistema de recolección de basura concesionado que es bastante eficiente. Sin embargo, mucha gente desecha el aire acondicionado que es obsoleto, o el sanitario roto que ya no le sirve, lo cual habla de una escasa cultura por cuidar nuestro entorno más inmediato.
Debido al problema severo que vive Mérida, como consecuencia de su desarrollo inmobiliario, y de la falta de conciencia ambiental, conmino a los candidatos a la alcaldía a hacerse cargo de esta problemática que es urgente resolver mediante una política que involucre a ciudadanos, autoridades y sobre todo que regule a los empresarios de la construcción.
Quienes paseamos por las calles y caminos de sascab nos vemos obligados a caminar en las zonas residenciales que ofrecen calles limpias y no así por la maravillosa naturaleza que ofrece este Estado. Caminar entre basura es otro de los efectos que generan malestar emocional, ya que daña el estado de ánimo, desvirtúa el valor de la naturaleza, genera frustración, impotencia y da a los animales endémicos y mascotas la ocasión de alimentarse de basura inorgánica. Problemáticas que se han hecho mundiales y tienen solución a través de la educación y concientización.
Todas las fotografías son tomadas en Cholul y de mi autoría, durante un paseo de 15 minutos.
*Maestra Jubilada de la Universidad Autónoma Metropolitana y vecina de Cholul
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