Opinión
Pablo A. Cicero Alonzo
26/11/2024 | Mérida, Yucatán
Aunque en los últimos meses se ha convertido en refugio de desinformadores profesionales, una especie de Isla de la Tortuga de [los] piratas de [las] mentiras, causa desasosiego que en la red social X el hashtag Tercera Guerra Mundial sea tendencia.
Los tambores comenzaron a escucharse con el regalo de despedida del presidente estadounidense, Joe Biden, a su homólogo ucraniano, Zelenski: le quitó el bozal a los misiles de Estados Unidos para que puedan morder territorio ruso.
La reacción de Vladimir Putin fue liberar hordas del nuevo misil supersónico Oreshnik, espantando nubes a su paso. Esas nuevas hachas de guerra tienen un alcance capaz de rasguñar cualquier capital europea; no hay escudo ni defensa cien por cien eficaz.
En la retórica del miedo no hay nada más eficaz que el trueno de un cohete. A screaming comes across the sky, llega un grito a través del cielo, anuncia Thomas Pynchon en El arcoiris de gravedad, novela en la que sobrevuelan en pesadillas los V2 nazis.
Y en esa frontera entre la ficción y la realidad, se informa que no sólo Estados Unidos le dio luz verde a Ucrania de utilizar sus armas sobre el territorio ruso: también Reino Unido; se pronostica una temporada de lluvias de misiles intensa.
En esta escalada, Putin recordó la advertencia de Albert Einstein: “No sé con qué armas lucharíamos la Tercera Guerra Mundial, pero sí sé con qué armas lucharíamos la Cuarta: con piedras y palos”.
El conflicto no se remite a artillería; en América, el presidente electo Donald Trump arremete a salivazos y tuitazos a sus vecinos, Justin Trudeau, de Canadá, y Claudia Sheinbaum, de México; una guerra epistolar que amenaza en intensificarse con aranceles.
Trump amenazó a México, Canadá y China de someter sus importaciones a un gravamen adicional si no ponen fin al tráfico de drogas, en particular fentanilo. Le recordaron que las armas las produce su país y las drogas las consumen en su país. ”Los muertos por la delincuencia para responder a la demanda de drogas en su país, lamentablemente los ponemos nosotros”, añadió la presidenta de México.
Para muchos, el valium del Buen Fin o el Black Friday ya no es suficiente, y se apresuran a buscar buenas noticias, incluso por debajo de las alfombras o en las cajas donde también se guardan los adornos navideños; husmear la certeza de que todo puede mejorar.
Y aunque las malas noticias dejen en K.O. incluso a campeones del entusiasmo, hay motivos para agradecer en este vertiginoso cierre de año: el olor de la tierra después de la lluvia, los algodones de azúcar, las promesas del porvenir; quedan aún los estrenos de diciembre, las posadas y la oportunidad de comenzar de nuevo.
Edición: Fernando Sierra