La presidenta de México ha mantenido una postura firme y clara (no insolente ni retadora) ante las distorsiones interpretativas que son tan acostumbradas por el próximo mandatario de Estados Unidos.
México no está por el cierre de fronteras ni su Presidenta prometió o adelantó acciones en ese sentido, se puntualizó en la conferencia matutina de Claudia Sheinbaum, en contraste con el anticipado triunfalismo de Donald Trump, acostumbrado a "revelar" diálogos entre mandatarios o en temas delicados, para tratar de forzar resoluciones a su favor.
En lo discursivo, las reacciones de Sheinbaum han recibido comentarios positivos en publicaciones en redes y algunos medios extranjeros. No es usual que se le responda con altura y dignidad a un personaje pleno de megalomanía, y hay expectación por saber si los aires de imbatible que suele asumir Trump se aminoran ante respuestas firmes.
Ha de visualizarse, por otra parte, que más allá del discurso y las actitudes de la Presidencia de la República y su Secretaría de Economía, y de los consejos asesores empresariales, en los hechos hay una premura inocultable por ir construyendo la entrega de buenas cuentas a Trump (también en el "combate al crimen organizado", de lo cual luego se escribirá aquí).
De una manera hasta descuadrada se están realizando tareas en México para decirle al personaje naranja que nuestra adhesión comercial y política está con el país vecino (lo cual, ciertamente, está supeditado por una imborrable condición geográfica) y, en ese camino, se atropellan legítimos intereses y presencia china en nuestro país, a la vez que se producen súbitas acciones contra facetas comerciales delictivas o presuntamente delictivas relacionadas con China.
Vale tomar en cuenta lo dicho ayer por Enrique Dussel Peters, catedrático de la UNAM y coordinador del Centro de Estudios China-México de esta universidad y de la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China: "temo que con una creciente dosis de ignorancia, y por presiones de Estados Unidos, se mueva rápidamente el péndulo anti-chino a todos los niveles en México".
Añadió Dussel Peters: "según el Fondo Monetario Internacional (FMI), desde 2016 China es la economía más grande del mundo, medido en su PIB. Y la alternativa para México y buena parte del mundo, incluida Latinoamérica, es China y Estados Unidos (...). Por ello, son necesarias las relaciones triangulares, de tal manera que en América Latina, África o México debe haber el suficiente pragmatismo ante la confrontación que se pretende plantear para elegir entre Estados Unidos y China".
Mencionó el especialista: "hace como 30 años hubo un video de cómo sería Estados Unidos sin mexicanos, y muchas cosas no funcionaban. Ahora imaginémonos un México sin China un día; caminaríamos descalzos, no tendríamos ropa interior, no habría señal, porque buena parte del Internet en México y el mundo funciona vía antenas y empresas chinas; el Metro no funcionaría. Eso enfatiza la importancia de esta nueva relación triangular. Reitero, el reto para México es con Estados Unidos y con China, elegir por una sola opción es una idea ilusa" (video: "México no puede prescindir de China" https://goo.su/xQDpnYu).
Tiende su mano al gobierno claudista el Partido Acción Nacional, desde una de las situaciones políticas más desventajosas de su historia. Pero valdría mucho el que no quede tal oratoria en mero recurso táctico, escénico o efectista: el PAN debería deslindarse, por ejemplo, de la pretensión explícita de algunos de sus dirigentes o ex dirigentes de apoyar la intervención del país vecino en el combate a la delincuencia organizada; respaldar la declaratoria de los cárteles mexicanos como "organizaciones terroristas" es abrir la puerta a la intervención armada de Estados Unidos. Así que no es sólo cuestión de apelar a la "unidad nacional", sino apuntalar con hechos. ¡Hasta el próximo lunes!
Facebook: Julio Astillero
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Edición: Estefanía Cardeña