Opinión
Octavio Olvera
16/12/2024 | México
Cada vez que sale a la luz una nueva revista es motivo de júbilo y celebración. Más aún, si la publicación es de fina factura y concebida por jóvenes creadores, como es el caso de la reciente aparición de Río seco, revista de literatura y arte que en su primer número concentra el esfuerzo colectivo de 60 artistas entre escritores, pintores, y fotógrafos.
El historiador y crítico de la literatura José Luis Martínez (1918-2007), afirmó que las revistas representan el pulso vivo de la cultura. Que en sus páginas nuestros escritores velan armas, las pulen y experimentan con ellas. Son el laboratorio donde desarrollan su sensibilidad para luego emprender mayores empresas. Por su hechura y su apuesta estética, la recién nacida publicación cumple a cabalidad con esa noción.
La singularidad de la revista se advierte de inmediato al tenerla en las manos. Su amplia paginación y su formato medio en papel couché, la asemeja a un libro de arte. El título del número refuerza esta idea: “Pez en el río seco”. En la actualidad, las revistas tienden a la monografía. Alegra que el nombre del primer número de la publicación que nos ocupa no condicione tema alguno. Si bien su contenido está ordenado por capítulos más que por secciones, en los géneros literarios y las expresiones plásticas de sus hojas descuella lo variable.
La armonía de esa voz múltiple se logra a través de cuatro apartados que aluden a la extensión de un río: Nacimiento, Afluentes, Meandros y Desembocadura, cada uno apostrofado por un párrafo de textura poética que refleja el nado de un pez —encarnación del arte—, por el flujo del cauce.
Quizá el texto con el que inicia Afluentes ilustra de mejor manera el corifeo esencial de la revista: “Aquí se une todo aquello que en apariencia no se relaciona entre sí. El pez nada por aguas en que la cotidianidad, la belleza, el ocio y lo conmovedor terminan por volverse una sola entidad”.
Otro distintivo de Río seco es que signa un compromiso con el libre acceso al arte y la cultura. Por eso conmina a sus lectores a utilizar sus contenidos como referencia e inspiración para abordar nuevas creaciones. Esto a través de una licencia Atribución/Reconocimiento-Nocomercial.
Arte con el arte
De acuerdo con el editor de la revista, Gonzalo León Robles, la filosofía del grupo principal de coordinadores —integrado además por Tania Bernal Graf, Anna Gaxiola y Mariana Covarrubias—, es invitar a los lectores no sólo a seguirlos, sino también a generar arte con la revista, a tomarla como un proceso de intervención artística. Se trata de incitar a tomar los contenidos, de un llamado a “hacer arte con el arte”.
El pecado de segregar anticipa a toda selección. Sabedor que discrimino material extraordinario, comento aquí algunos trabajos que me parecen representativos. Las 146 páginas las conduce una narrativa visual que abraza todas las disciplinas presentes. El primer texto, Pesero, de Alejandra Peña, poema de humor surrealista que transforma en aventura estética la cotidiana incomodidad de trasladarse en la gran urbe, se conjuga perfectamente con la pintura de Valeria Millán. En las orillas del pliego imágenes de peces miran con cautela los anzuelos. La distribución de los elementos en la hoja delata la perfecta conexión de la poeta, la ilustradora y el diseño. Y esto sucede con el resto del contenido, lo que le da un ritmo de tejido cadencioso al conjunto de la revista.
Imagen: 'Río Seco'
Pasto para este cuento
Los relatos que se presentan van del tono realista a lo fantástico. Ejemplo de lo primero es Casa, de Emilia Flores Kaldman. Muestra cómo el trabajo social es alimento de la ficción, al mismo tiempo denuncia la condición de la mujer marginal. Una serie de casos de reclusas da pasto para este cuento de amor, odio y arrepentimiento.
Como ejemplo de lo fantástico tomemos El vuelo de la libélula, narración de @Kundel_. Retrato de un niño que nace en una cárcel de mujeres y custodia las penas de las reclusas por pasadizos secretos que sólo un ser espectral puede conocer.
Sunday Tree participa con su serie Les Primogénites. Son cinco dibujos al carboncillo. Al decir de su autora, la colección es parte de los retazos de la humanidad que va encontrando a su paso. La buena impresión nos da la tentación de arrancar la página para enmarcar la serie.
'Tango grupal', de Sunday Tree
El hilo discursivo de la revista no deja de lado a la fotografía. Ilustran relatos y poemas, pero también hay muestras de ensayos. Adueñándose del río, de Isabel Hernández es uno de ellos. Sus imágenes en blanco y negro atrapan a jóvenes retozando en las orillas de un río, creando una sutil nostalgia heraclitánea. Las fotos están dispuestas de tal forma que dan paso al último capítulo, Desembocadura, potenciando así el concepto discursivo final.
'Adueñándose del río', de Isabel Hernández
La lectura de
Río seco también tiene un gesto transmedia. Además de que se puede consultar el número completo de manera digital, traslada al lector a repertorios poéticos y musicales a través de
códigos QR. El poema
Arroyo, de Paula Aranzábal tiene liga a su lectura dramática. La reseña del disco
Hipervértigo del grupo Mal de abismo, se enlaza con la obra completa para que el lector la escuche. El mismo medio tiene la pieza musical
Mirage de Basasa.
¿Por qué editarla impresa entonces?
De modo que los editores no desaprovechan los recursos tecnológicos para extender la revista por las rutas digitales. Sin embargo, no deja de sorprender que el soporte principal de su proyecto sea el papel, toda vez que las nuevas generaciones son de gran apego a las innovaciones tecnológicas. ¿Por qué editarla impresa entonces? Nuevamente apelo a su editor, quien ha explicado que una de las intenciones de Río seco es no sólo transmitir el arte, sino que el ejemplar mismo sea una pieza de arte en las manos, que deleite ya sólo por eso y provoque intervenirla, tal como un arte objeto.
Entre los ingredientes que constituyen las páginas de la revista, quizá deban afinarse algunos aspectos formales, toda vez que no interrumpan la intención estética inicial. Homologar fuente y puntaje en los textos, uno de ellos. Salir de la oquedad de los callejones, otro. Comprometerse con una periodicidad daría certeza a sus lectores del trabajo continuo de los coordinadores editoriales. Pruritos estos que al paso de los números generalmente se disipan.
En su editorial la revista postula que “busca darle voz a la vida que existe en un mundo repleto de desesperanza”. El pez como metáfora del arte es esperanza en estas páginas.
Río seco es una muestra de la labor plástica y literaria de nuestros novísimos creadores, algunos de ellos publicando por primera vez en sus páginas. Entrados ya de lleno al siglo XXI, ha surgido una tribuna que alienta los estilos y lenguajes que muy probablemente configuren el arte y la literatura de nuestro futuro próximo. El lector puede adquirir la revista solicitándola al correo
[email protected].
Edición: Emilio Gómez