Opinión
Edgar Fernando Cruz
28/01/2025 | Mérida, Yucatán
La secretaria de turismo Josefina Rodrigues Zamora comandó la misión acompañada de secretarios de turismo de varios estados, así como de los gobernadores de Yucatán, Joaquin Diaz; de Jalisco, Pablo Lemus y de Quintana Roo, Mara Lezama, quienes dejaron muy claro ante el gremio mundial que México se mete a la batalla como amplio destino, que puede competir con Europa y Estado Unidos, pues hoy el país posee una de los destinos más novedosos y colosales; con enorme riqueza histórica, como es la zona que circunda por el Tren Maya, además de toda la riqueza natural, musical y gastronómica, y que también es un país seguro para el viajero. El mensaje está implícito, porque además de buscar subir el ingreso de visitantes extranjeros y con ello el consumo y el PIB nacional 2025, también buscan posicionar la imagen de México como potencia económica y segura para visitar.
Tres medallas se trajeron de aquella exitosa visita. La primera: México será el país invitado en la Fitur 2026... lo que abre una puerta de inspiración a los turistas nacionales y una plataforma para el mundial 2026, momento único para mostrar la fuerte identidad nacional.
La segunda medalla fue el reconocimiento a Cancún como destino del mundo.
Los World Travel Awards, premian a las mejores empresas, destinos y servicios turísticos a nivel global, otorgaron a Cancún los reconocimientos como Destino de Playa Líder en México, Ciudad Destino Líder de Ciudades de México y Centroamérica 2024, Oficina de Turismo de Ciudad Líder de México y Centroamérica 2023, y Destino Líder de Reuniones.
La tercera, Mérida es nombrada “Capital Iberoamericana de la Gastronomía”, muy merecida, la cocina yucateca es insignia nacional y producto del mestizaje con la llegada de las especias, el ají habanero, el cerdo y el maíz en fusión con métodos mayas de cocción que dieron a la luz una basta y aromática cocina regional.
Por esas medallas aprovecho para hacer una reflexión.
La bodega y la maravillosa cocina no bastan, la buena mesa y el servicio son la culminación del guiso.
Todo cambió cuando a finales del siglo XVIII Dossier Boulanger escribió fuera de su mesón en París una leyenda que decía: "venid a mí, hombres de estómagos cansados que yo os restauraré". Jamás imaginó que esa frase abriría la caja de Pandora sobre la restauración en Francia, en Europa y en el mundo. Pasar de los sencillos potajes que comían hombres de trabajo, viajeros, mercaderes y ciudadanos comunes a los platillos enriquecidos con especias, vegetales, carnes de caza o corral que daban a cada comensal la posibilidad de conocer los alcances de su propio paladar, hasta ese momento insospechados.
La sofisticación del salón, la mesa, la bodega, la cocina, y sobre todo el buen gusto y la cortesía del anfitrión había comenzado… la restauración, el restaurante había nacido para el placer de casi todos.
Nunca antes de la revolución francesa las clases populares imaginaron conocer algo de lo que solo era posible en los salones de los palacios, en las cortes, con los nobles aristócratas y hasta con los ilustrados liberales quienes gozaban de la alquimia más elaborada y refinada para provocar el enorme placer del gusto en la comida y la bebida.
Con el triunfo de la revolución francesa cientos de cocineros y mozos de salón quedaron sin el cobijo y sin las cocinas equipadas de aquella voraz realeza, echados a su suerte siguieron la idea del cocinero popular, D. Boulanger, poseedores de recetas llenas de magia; mezclas perfectas de especias, frutos y carnes, del don del gusto de montar una mesa, del arte de servir a quien espera con ansias, saborear aquello que es propio de reyes. Con esas costumbres lograron hacer sentir a cada persona sentada a la mesa una pequeña muestra de lo que se vivía en los palacios. Un comensal a la mesa de un restaurante es de alguna manera un rey en espera del camarero que ofrezca lo mejor de la caza y la cocina.
La vocación turística del país debe otorgar facilidades para abrir todo tipo de negocio turístico, acompañado de capacitación real. Sino se desarrolla un programa completo con incentivos para pequeños, medianos y grandes empresas de turismo... solo es rollo.
Edición: Fernando Sierra