Opinión
Felipe Escalante Tió
14/02/2025 | Mérida, Yucatán
En México, durante 1910 ocurrieron varios acontecimientos que hacían ver que por lo menos se trataría de un año interesante. Para los interesados en la política, habría elecciones y el general Porfirio Díaz había sostenido en una entrevista que no buscaría la reelección, después de haber obtenido seis de estas. Por otro lado, era el centenario del inicio de la lucha de independencia; en cuanto a los fenómenos naturales, el cometa Halley se aproximó a la Tierra y fue visible durante varios días.
En Yucatán, mientras tanto, la música iba a otro ritmo, especialmente al iniciar el año. Como comentábamos en una colaboración anterior, en Izamal comenzaron las actividades del año con los preparativos para celebrar el carnaval. En esa población, a través del semanario El Choteo, cuyo primer número vio la luz en los primeros días de enero, se invitó a los habitantes a recortar el cupón que aparecía en la cuarta plana de la publicación, firmarlo y fecharlo, y remitirlo a un comerciante. El electorado debía proponer el nombre de quien sería gobernador de las festividades, y la publicación había prometido dar a conocer los nombres de quienes recibieran más de 10 votos.
Recordemos que El Choteo se afirmaba como un periódico “consagrado a la broma”. El responsable de su edición, y todo lo demás, era José M. Leal López; “Editor, propietario, administrador, gerente y voceador”, y a la sazón abastecedor del mercado, donde regenteaba un expendio de carnes de res y de cerdo junto con José M. López P., posiblemente un familiar.
En el número correspondiente al 9 de enero, El Choteo cumplió lo prometido y apareció su primera lista de candidatos a gobernador del carnaval, figurando tres caballeros: Juan Pedro Arzápalo, con 27 votos; José Álvarez Ferrer, con 15, y Marcial Méndez A. con 12 sufragios a su favor. Es altamente probable que hubiera más postulados, pero que no llegaron a los dos dígitos en esa primera semana, de manera que la venta del semanario debió superar los dos pesos, siendo que su precio era de tres centavos el ejemplar.
Ahora, debajo de la tabla de candidatos aparece una pequeña nota que llama la atención de inmediato. En negritas, el encabezado reza: “Las damas pueden también dar su voto”.
La extrañeza es súbita. Es cierto que las elecciones para cargos públicos limitaban la participación únicamente a los varones pero, ¿las del carnaval también impedían a las mujeres votar? Aparentemente así era, aunque es posible que los ejercicios democráticos no fueran tan frecuentes y para la primera década del siglo pasado eran todavía una novedad en muchos ámbitos.
El Choteo señala precisamente esa novedad: “Entre los votos recibidos, con verdadero gusto hemos visto seis enviados por simpáticas y entusiastas señoritas de nuestra sociedad, cuyos votos no solamente tomamos en cuenta, sino que los estimamos en lo mucho que valen”.
Solamente los candidatos que obtuvieron más apoyo suman 54 votos, y es seguro que hubo más cupones enviados, de manera que seis resultaba una muestra pequeña, tal vez ni el 10 por ciento, pero el periódico agregaba:
“Nuestras damas pueden muy bien llenar el cupón que aparece en la cuarta plana, y después de fechado y firmado enviarlo a Pepe Leal, el más popular matador de cerdos”.
Lamentablemente, ya no disponemos de más entregas de El Correo como para dar cuenta de si hubo mayor participación femenina en la elección de gobernador del carnaval de Izamal. Eso sí, estamos hablando de una de las experiencias más tempranas del sufragio femenino en Yucatán, así haya sido en un concurso de popularidad. Por eso no deja de ser paradójico que un semanario “de broma” rematara su nota con la siguiente afirmación:
“Somos decididos partidarios del femenismo [sic]; en nuestro concepto, la mujer debería tener derecho de botar y de ser botada, [es decir de votar y de ser votada]. Con positiva satisfacción, con la más grata complacencia, con el mayor regocijo, con la más íntima alegría, con un gusto vivísimo y mil novecientos diez millones de veces extraordinarios, veríamos a las bellas, encantadoras, angelicales, divinas, espirituales y hermosísimas hijas de Eva metidas en los chismes electorales y ganar un puesto en la cosa pública.
“Oh…! ah..! uh..! Si las mujeres mandasen, otra entonces sería la suerte de este mundo.”
Ahora, debe tenerse en cuenta que en la política estatal, las mujeres habían tenido algunas experiencias recientes, pues fue notoria su presencia en los mítines de Delio Moreno Cantón y José María Pino Suárez en los comicios de 1909, y en los de 1897 suscribieron un memorial de apoyo a la candidatura de Carlos Peón Machado; pero eso es tema de otras notas, y otros tiempos.
Edición: Ana Ordaz
