Playas 'limpias' de Sargazo, a qué costo

Dalila Aldana Aranda*

En una entrega pasada preguntaba ¿De quién es el Sargazo? ¿Cuándo deja de ser aprovechable para convertirse en basura y a quién le corresponde limpiarlo? Con base en la frase “que el sargazo no es un problema y que más basura genera la CDMX” y que éste ha sido atendido como “limpieza de playas”, inicio esta nota. 

La CDMX genera 4.5 millones de toneladas anuales y cuesta 81 pesos recoger y llevar una tonelada al basurero. Con el sargazo, en 2019 se recogieron 500 mil toneladas, se acondicionaron sólo cuatro hectáreas con geomembranas para evitar contaminación. El 97 por ciento restante se fue a basureros clandestinos u oficiales sin ningún acondicionamiento. En 2019, la Secretaría de Marina (Semar) fue designada por el Gobierno Federal para atender el sargazo, contando con cuatro barredoras, 18 barcos, 8 embarcaciones sargaceras, 80 hombres y un presupuesto de 196 millones de pesos. En 2020, indica haber recogido 433 mil 66 toneladas y en junio estima la presencia de 41 mil 600 toneladas en mar, es decir, 10 veces menos con respecto a lo que recogieron. 

Pregunta, ¿Qué tan preciso es estimar biomasa a partir de imágenes satelitales? O por qué no se cuenta con una bitácora donde quede asentado el sargazo que se está llevando a cada uno de los sitios para su destino final. Esa información, si existe, no está disponible en ningún portal. A la Semar le cuesta cinco veces más caro recoger y transportar una tonelada de sargazo que lo que cuesta la tonelada de basura en la CDMX. Entonces, ¿Por qué recoger una tonelada de sargazo es más costoso? Su operatividad e infraestructura no están funcionando o ¿cuesta más esfuerzo palear una tonelada de sargazo y por ello se requiere de más horas/hombre en relación a la basura?

Respecto a las barreras flotantes para retener el sargazo, en 2020, el Gobierno de Quintana Roo y la Semar han instalado 3.6 km de barreras versus los mil 76 km de litoral del estado. No se tiene cubierto ni el uno por ciento del litoral, es un “hilito” en el mar. Las barreras no son inocuas, impiden el paso de la fauna marina, como las tortugas que van a desovar a las playas o el de las crías al mar. Su anclaje daña corales y pastos marinos. No son eficaces al 100 por ciento y su costo es alto (10 millones de pesos por km). Colocar barreras requiere de conocimiento diverso de Oceanografía, Ecología y Biología para definir sitios eficiente de éstas, donde no dañarán ecosistemas, zonas y épocas de reproducción, crianza o migración de especies. ¿Quién puede poner barreras y dónde?, ¿Cómo recoger el sargazo atrapado en la barrera, dado que hay otras especies? Sus respuestas deben incluirse en su Normativa.

Un problema para resolver es eliminar el agua, lo que lo primero a realizar es secarlo y compactarlo. Experiencia en secado existe en el Mayab, con los tendederos utilizados en las haciendas henequeneras. De la manera que se está manejando sólo se generan “fábricas de ácido sulfúrico” al apilarlo. Se requiere de un Observatorio Nacional de Sargazo que integre el trabajo de las diversas instituciones y una plataforma que concentre la información de sargazo recalado y recogido. Invertir en Ciencia para efectuar monitoreos, evaluación de impactos y aprovechamiento. Los investigadores mexicanos estamos bien formados y tenemos compromiso por el medio ambiente y la sociedad, pero nos han dejado sin recursos. Así como se destinan recursos para “barrer” el sargazo, debe fortalecerse el conocimiento científico y tecnológico para atenderlo, de lo contrario seguirán siendo “curitas de pseudo-limpieza”

*Premio Nacional al Mérito Ecológico.

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Edición: Enrique Álvarez