Opinión
La Jornada
13/05/2025 | Ciudad de México
El banco BBVA señaló que en abril pasado el empleo formal apenas creció 0.2 por ciento frente al mismo mes del año pasado, cuando ya se había dado a conocer una cifra bastante baja, por lo que en los hechos se presentaría una contracción de dicho indicador. Para el mayor grupo financiero que opera en México, la desaceleración sostenida del empleo formal en el país se debe a la caída en la inversión y a la debilidad de la economía. A su vez, estos fenómenos serían resultado de la desconfianza y la incertidumbre entre el sector empresarial a raíz de factores externos como el delirio arancelario del presidente Donald Trump, así como preocupaciones internas, en particular el desasosiego de los capitalistas ante la urgente reforma al Poder Judicial.
La manera en que han oscilado los principales indicadores económicos mexicanos y globales desde que el magnate regresó a la Casa Blanca muestran que el primer factor de perturbaciones es el discurso trumpiano de doblegar a rivales, socios y aliados históricos mediante la imposición de tarifas a fin de reorientar a favor de Washington el orden económico vigente desde hace décadas. Paradójicamente, al mismo tiempo que se ha ratificado el poder de los mandatarios estadunidenses para alterar el funcionamiento del mundo, ha quedado cada vez más claro que buena parte de las declaraciones de Trump están destinadas a quedar en palabras al viento, pues los daños autoinfligidos a su país lo obligan a recular un día sí y otro también de sus amenazas.
Ayer mismo se anunció una reducción de los aranceles a China, máximo competidor de Estados Unidos, de 145 a 30 por ciento, después de semanas en que el republicano aseguró que las tarifas desorbitadas eran inamovibles.
La lección que se desprende de las extorsiones trumpianas es que, dentro del marco de lo posible y sin importar lo que ocurra con las medidas coercitivas contra México, nuestro país debe trabajar en su autosuficiencia y en la diversificación de sus socios comerciales. Hoy más que nunca es evidente el peligro de depender de Estados Unidos para un porcentaje tan alto de los intercambios de mercancías, circunstancia que nos deja a expensas de los vaivenes políticos en la superpotencia y de los humores de los habitantes de la Casa Blanca.
El otro elemento imprescindible para la parte mexicana será presentarse desde una posición de fortaleza y firmeza, ya que está comprobado el gusto de Trump por ensañarse con quienes percibe como débiles.
En ese sentido, la firmeza está garantizada por el historial del gobierno encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, pero la fortaleza habrá de afianzarse mediante la colaboración de los sectores público y privado para levantar los indicadores económicos e impulsar la economía mexicana.
Es momento para que la confianza expresada por las personas de negocios en la conducción del país se traduzca en medidas concretas que impriman dinamismo a todos los ámbitos productivos.
Edición: Estefanía Cardeña