George Floyd: efecto mariposa

La teoría del caos afirma que el simple aleteo de una mariposa puede generar una catástrofe al otro lado del mundo. El asesinato del ciudadano afroestadunidense George Floyd, en un acto de brutalidad policiaca, desató una ola de protestas en contra del histórico racismo institucional estadunidense. Estas, a su vez, sacudieron ciertas fibras del inconsciente colectivo global, que hicieron emerger, en el seno del malestar social, otro tipo de dolores.

Un fantasma recorre el mundo: es la estantigua del racismo, el machismo y la xenofobia.

En todo el mundo, las crisis inherentes del capitalismo, que la pandemia se encargó de exacerbar, se tradujeron irremediablemente en una mayor proliferación de conductas discriminatorias, pues a mayor agresividad del capital aumenta el racismo, el colonialismo, la xenofobia y el heteropatriarcado. El sistema necesita devaluar el trabajo de algunos, desvalorizando su posición en la producción. En el pasado, el racismo era la justificación, pero no la causa del esclavismo. El fondo de la cuestión radicaba en la búsqueda de que los esclavos fueran mano de obra sin remuneración.

Toda forma de discriminación que sufre algún grupo social tiene un carácter redistributivo ya que ha sido relegado en la estructura económica. Es por eso que, como dice el escritor Daniel Bernabé, uno de los errores del activismo contemporáneo es centrar la discusión exclusivamente en deconstrucciones y revisiones de privilegios, dejando de lado el conflicto material; las desigualdades. 

Al día de hoy, a ese uno por ciento de la población que acapara la riqueza del mundo no se le observa “dándose cuenta” que forma parte del bando opresor y socializando en mayor medida sus ganancias.

En México, candil de la calle, oscuridad de su casa en temas de racismo o clasismo, la llegada de extranjeros europeos o americanos, altos, blancos y con dinero, está bien vista; pero ya no tanto si son migrantes centroamericanos, morenos o con rasgos indígenas, huyendo de la pobreza.

En Yucatán, tierra de herencias coloniales sin resolver, la cultura maya es un elemento ornamental que es motivo de interés en destinos turísticos, restaurantes regionales de alcurnia y tiendas de souvenirs, pero de igual forma es discriminada del espacio público y la representación institucional.

Giovanni López

Como parecería que en nuestro país no nos gusta quedarnos atrás en vulneración de derechos humanos, un caso similar al de George Floyd ocurrió en Jalisco. 

Como suele suceder en México, las lecciones de geografía se imparten a través del horror: Ixtlahuacán de los Membrillos. Giovanni López, un obrero jalisciense fue brutalmente asesinado por la policía por no llevar cubrebocas, debido un decreto del gobierno de Jalisco que entregaba las medidas sanitarias para combatir a la pandemia a la fuerza pública en un ejercicio de irresponsabilidad gubernamental. 

El trato de las autoridades se ceba con los más desfavorecidos porque el aparato del Estado tiene sesgos de clase, género y raza, que son el resultado de las batallas históricas entre opresores y oprimidos: hombres sobre mujeres, blancos sobre negros, ricos sobre pobres. Es por eso que las muertes de los dos trabajadores son la expresión más brutal de un mundo atravesado por terribles desigualdades.

Para visibilizar su hartazgo ante ambas masacres, tanto en Estados Unidos, a gran escala, como en México, en menor medida, se suscitaron incidentes violentos a partir de las manifestaciones; la violencia no es justificable, pero sí entendible. 

La falta de perspectivas sociales entre la población está resquebrajando el contrato social que cimienta las bases de una convivencia armoniosa.

Condenar a millones de personas a la pobreza, negarles el derecho a un empleo digno, el acceso a una vivienda, a una pensión, a una sanidad y educación pública de calidad, es también una forma de violencia y muchos ya se cansaron de poner la otra mejilla.

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Edición: Ana Ordaz