de

del

El COVID-19 en las comunidades mayas

Los poblados tienen que ser advertidos del riesgo que corren
Foto: Sasil Sánchez Chan

Por: Otto von Bertrab

 

Llegué a la península de Yucatán hace veinte años y viví los primeros cinco en un pueblo cerca de la frontera entre Quintana Roo y Yucatán de nombre Tres Reyes, ubicado justamente entre Nuevo Xcan y Cobá. No exagero al decir que el poblado me adoptó y desde entonces considero a los miembros de este lugar como mi familia. Quien tiene o ha tenido la oportunidad de vivir en una comunidad peninsular, con gente de origen maya, sabe que la calidad de vida tiene poco que ver con dinero y mucho con la familia, amistad, compañerismo y alegría. Como en cualquier pueblo hay de todo, pero en términos generales se vive en un estado de bienestar, pues la gente es trabajadora, creativa, proactiva y no tienen las necesidades y ambiciones que la gente de las ciudades desarrolla por la misma naturaleza comercial de los centros urbanos.

Con el COVID-19, Tres Reyes y muchas comunidades se cerraron por completo al mundo exterior, estableciendo filtros estrictos de seguridad en todos los accesos para no dejar entrar ni salir a nadie. Se acogieron a un régimen voluntario de auto-aislamiento en el cual podían seguir trabajando en el campo, conviviendo con la familia y manteniendo una relativa normalidad, siempre y cuando no se salieran del pueblo. “El que sale ya no entra”, era la advertencia en el retén que se mantuvo por más de tres meses, custodiado de día y noche por los pobladores. Solo se permitía el acceso a proveedores de insumos básicos y a personas que fueran habitantes o familiares directos de pobladores, siempre bajo la advertencia de que si entraban ya no podrían salir.

Después de más de 100 días de este estado de excepción, y de haber tenido pleitos y conflictos por los ilegales retenes, finalmente decidieron retirarlos y confiar en el criterio de los individuos y las familias. Tan pronto supe que el paso era permitido, fui a visitar a mis amigos para ver cómo les había ido, y lo que pude atestiguar me llamó mucho la atención.

Antes que nada, quisiera explicar la realidad en las comunidades –o cuando menos en Tres Reyes– respecto a la diabetes y la obesidad. Hace unas décadas, el campesino salía a trabajar llevando masa de maíz para preparar su pozol, que venía siendo la bebida energética. Desgraciadamente, los refrescos gaseosos azucarados, las frituras y la comida chatarra comenzaron a formar parte de su dieta, y en particular la “Coca” suplantó a toda bebida como la principal fuente de calorías e hidratación. Este hábito ha llevado a que una buena parte de la gente mayor, y muchos jóvenes, tengan algún problema relacionado con el azúcar: Obesidad, alta presión, diabetes, etcétera… Por esta razón, las comunidades indígenas modernas son extremadamente vulnerables al COVID-19.

La sorpresa que me llevé en mi visita fue en primer término que nadie utilizaba cubreboca, un hábito que no veían necesidad de adoptar en su poblado aislado. Al ir coincidiendo con amigos y conocidos, quedó evidente que el saludo de mano seguía siendo la práctica común, que los abrazos y besos se siguen dando como siempre y la sana distancia es algo que allí no se practica.

Derivado del desempleo generado en la zona turística muchos de los pobladores que habían emigrado a Playa del Carmen, Cancún y Tulum ahora estaban de regreso, de tal manera que las familias estaban nuevamente unidas y realizando trabajos de campo que muchos habían dejado. Y como es natural en la organización social comunitaria, las actividades se hacen en conjunto. Me encontré con un pueblo unido en sus tradiciones familiares, con mejores hábitos alimenticios y de consumo, sobre todo por la falta de dinero causada por el desempleo y el paro de la actividad económica. La cuarentena trajo algunas cosas buenas también.

Ahora me pregunto, ¿qué va a pasar cuando los primeros contagios se presenten?, que indiscutiblemente ocurrirá. Temo que por la falta de buenos hábitos para evitar el COVID-19 y el siempre presente fantasma de las condiciones subyacentes mencionadas, adicionado a familias extendidas que viven en conjunto o de manera cercana y el hecho de existir gran cantidad de abuelitos, sean el caldo de cultivo para una tragedia.

Escribo estas líneas como un llamado de urgencia a las autoridades sanitarias, pues Tres Reyes es una comunidad entre miles en la península, y en el país, que tienen condiciones similares. Hay que anticiparnos con capacitaciones, con platicas, con un acercamiento institucional de parte de los distintos organismos gubernamentales. Los poblados tienen que ser advertidos del riesgo que corren si no hacen una modificación inmediata en su forma de vida. Afortunadamente aún no hay muchos casos en el entorno rural, pero los habrá. Así es que más vale comenzar a prepararnos, antes de que sea muy tarde y sean estas comunidades quienes lleven la peor parte de esta pandemia. Las medidas preventivas no tienen que ser las mismas que en las ciudades, se requiere una estrategia diferente, adaptada a la realidad comunitaria y rural.

[email protected]

 

Edición: Enrique Álvarez


Lo más reciente

Quintana Roo, en el top 5 de Inversión Extranjera Directa en el país

El estado está solo por debajo la Ciudad de México, Baja California Sur y Jalisco

La Jornada Maya

Quintana Roo, en el top 5 de Inversión Extranjera Directa en el país

Diego Castañón escucha necesidades de la colonia Centro de Tulum

El candidato a la presidencia municipal llamó a locatarios a sumarse al gran acuerdo social que impulsa

La Jornada Maya

Diego Castañón escucha necesidades de la colonia Centro de Tulum

Fiesta de las Semillas, un acto de resistencia para proteger la milpa maya

Este año la comunidad de Xbox en Chacsinkín será sede del intercambio

Astrid Sánchez

Fiesta de las Semillas, un acto de resistencia para proteger la milpa maya

Conoce las señales que indican que ya debes cambiar tu tinaco

Cuidar de los productos de almacenamiento del agua es vital para su conservación

La Jornada Maya

Conoce las señales que indican que ya debes cambiar tu tinaco