Opinión
Luis Antonio Blanco Cebada
01/12/2025 | Mérida, Yucatán
El pasado 19 de noviembre se realizó un encuentro inédito en Yucatán. Comuneros yucatecos se reunieron con académicos y personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la Pinacoteca Gamboa Guzmán. ¿El objetivo? Generar un balance multidisciplinario de la situación de los ejidos mayas y perspectivas de su inclusión en el crecimiento y desarrollo reciente y futuro de Yucatán. La actividad fue organizada por los académicos José Valencia, Francisco Hernández y Puente, Rubén Torres Martínez y el Laboratorio Social de la Pinacoteca Gamboa Guzmán, dirigido por Marcela Palacios.
En palabras de Valencia y de Hernández y Puente, principales promotores del encuentro: “la jurisdicción federal del tema reconoce poco margen de acción a los gobiernos estatales en los temas de los ejidos y comunidades existentes en sus jurisdicciones, provocándose un fenómeno de no concurrencia en la solución de sus problemas”. Esto causa que los ejidatarios y comuneros desconozcan “en una enorme proporción los datos duros de las superficies y distribución cualitativa de sus tierras, es decir, áreas de uso común, áreas parceladas con derechos individuales y áreas de asentamiento humano”.
¿Y cómo desde las universidades podemos promover sinergia para contrarrestar el problema? La participación de quien escribe, desde la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Mérida, de la Universidad Nacional Autónoma de México (ENES Mérida, UNAM), esbozó algunos tratamientos.
A) Proyectos de investigación participativa.
- La UNAM puede desarrollar investigación con las comunidades ejidales, involucrando a los ejidatarios en todas las fases: diagnóstico, diseño, ejecución y difusión.
- Por ejemplo, usar tecnologías geográficas para mapear territorios ejidales, analizar riesgos (ambientales, agrarios) y proponer líneas de manejo sostenible. De hecho, la UNAM ya tiene el “Geovisualizador Agrario” para observar datos de ejidos: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2025_318.html
- Esto no solo genera conocimiento académico, sino que da herramientas a los ejidos para la toma de decisiones (ordenamiento, conservación, defensa territorial).
B) Educación y formación.
- Ofrecer talleres, diplomados o cursos en las comunidades ejidales sobre temas relevantes: agroecología, biodiversidad, derechos agrarios, emprendimiento social, tecnología. La ENES ofrece, verbigracia, el curso “Herramientas metodológicas para la investigación socioambiental con enfoque transdiciplinario”.
- Movilidad académica: que estudiantes de la UNAM realicen estancias en ejidos para hacer trabajo de servicio social, tesinas o tesis con impacto real en la comunidad.
- Programas interculturales: la UNAM tiene líneas de trabajo con diversidad cultural/interculturalidad (por ejemplo, a través del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad, PUIC): https://www.nacionmulticultural.unam.mx/
C) Vinculación y extensión para la conservación ambiental.
- Dado que muchos ejidos poseen selvas o terrenos con alto valor ambiental, la UNAM puede colaborar con ellos en proyectos de conservación de biodiversidad. Esto puede incluir inventarios biológicos, restauración ecológica, manejo sustentable.
- Además, la UNAM puede ayudar a los ejidos en la formulación de planes de manejo ambiental, promoviendo un desarrollo sustentable socialmente justo.
- Proyectos de comunicación comunitaria (radios locales, publicaciones) en colaboración con la UNAM para difundir resultados de investigación o para capacitar en medios locales.
D) Peritajes antropológicos y jurídicos.
- También puede asesorar en temas legales relacionados con derechos agrarios, comunales y de propiedad social, usando su capital de conocimiento.
Sin duda, lo expuesto refleja las posibilidades que la UNAM ofrece para la gobernanza participativa y contribuir a enfrentar los desafíos en torno a los ejidos.
Edición: Ana Ordaz
