Gobernar y escuchar al coro

Gobernar siempre quiere decir hacer descontentos. -Anatole France (1844-1924) Escritor francés.

Hace unos días, una amiga de una amiga de una amiga, nos ayudó a hacerle llegar galletas y pastel de zanahoria a la familia de nuestro gobernador, aquí en Yucatán.

(Coro enardecido: -“Mejor debieras mandar galletas a la gente que se está muriendo de hambre y que no pueda pagar tus absurdamente caras galletas!” /“Ahí estás haciendo la barba, quien sabe cuantos favores te harán y el cúmulo de impuestos ya van a condonarte”).

Mi empresa actualmente sólo cuenta con 24 colaboradores sobre los que puedo, hasta cierto punto, ejercer un tipo de influencia y limitado control y aún así, la responsabilidad que siento es grande. No quiero ni imaginar lo que ha de sentir un presidente, un gobernador, o un alcalde de cualquier parte del mundo hoy, a cargo de países y ciudades con gente libre de pensar y actuar según sus creencias y convicciones.

(Coro: -“Pues sí, pero nadie los obligó, para que se postularon! ahora que aguanten, no sólo están allá para las buenas, también están allá para las malas, ahora ni modos, les tocó!” )

Acepté a finales del año pasado ser parte de una directiva de vecinos en mi comunidad y estar en esta posición me ha colocado en singular palco para experimentar lo que es que la gente te vea como solucionador, juez, y autoridad de las circunstancias más inesperadas, donde una gran parte de los vecinos envía mensajes indiscriminados de lo que a su juicio uno debiera hacer, proporcionar, ocuparse y para resolver como ellos lo harían, de habérseles ocurrido la feliz idea de hacerse cargo.

A los ojos de cada persona, las soluciones son simples: prohibir, no prohibir, dar, quitar, y gestionar cuidando siempre -claro- que no se afecten los intereses personales de nadie. (especialmente los “MÍOS”). Cada uno posee la profunda convicción de que -de haber escogido esa responsabilidad-  lo estuvieran haciendo infinitamente mejor porque claro, cuidaríamos no afectar nuestros intereses. Y esa sería la solución perfecta.

(Coro: -“No necesariamente mis intereses, pero es que hay cosas que son “obvias”!, no sé cómo los que mandan no pueden darse cuenta y sólo decidir miopemente desde su privilegio”).

Los que accedemos a tomar puestos de dirección, nos topamos con un sin fin de normas, leyes, consideraciones y consecuencias que limitan -afortunadamente- nuestro actuar, pero que a veces no son tan “obvias” o conocidas por toda la población. Más letal que cualquier virus, la desinformación es lo que nos aplasta.

Y así la tarea de gobernar en tiempos de crisis se vuelve -a mis ojos- una tarea heroica. Quien hoy gobierna, se sacó la rifa del tigre.

No pretendo callar o aminorar las voces de crítica, necesarias para mantener a dirigentes en línea; es de nuestros críticos que aprendemos más que de nuestros aduladores, pero… ¡cómo me gustaría ver en esas voces críticas propuestas acompañadas de acciones!

(Coro: -“¿Y yo por qué?, yo no fui la que se metió a hacer campaña para ser elegida!, A mi sólo me toca apuntar lo que está mal!”).

Los que sobrevivan esto, sin duda habrán aprendido lecciones que los llevarán a hacer reformas necesarias para una mejor convivencia, sin embargo, el camino hacia eso es largo y complicado. Y requiere de la participación de todos, contrario a lo que se desea, la vida de las personas no cambia como por arte de magia por la llegada de un Mesías. La vida nos cambia cuando decidimos cada uno tomar las riendas y responsabilidad de nuestra nave.

Mientras eso sucede, y con la intención de simplemente de AGRADECER los esfuerzos, acciones, desvelos, de quien hoy está a cargo, el equipo Kükis envió sus apapachos y recibimos esta carta agradeciéndolos. Carta que atesoraremos con cariño por venir de este joven y valiente líder que a mi parecer, es la mejor persona que le pudo tocar a nuestro estado en tiempos como estos.

(Coro: -“¡A mi no me parece! ¡Hay miles mejores, pfff! ¡Sus decisiones no son correctas, debería de hacer esto, debería de hacer lo otro…!”).

Tal vez tú no estés de acuerdo, pero esta es mi página, mi columna y mi plataforma y quisiera usarla como siempre, par expresar mi -nunca humilde- opinión:

Gracias gobernador Vila, a usted, a su equipo y sobre todo, mi reconocimiento a su valiente familia.  

(Coro:  ...  ).

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Edición: Elsa Torres