Enrique García Cuéllar
Jorge Buenfil se cansó de tocar puertas para conseguir el apoyo oficial que hiciera posible su proyecto. Acabó por tocar la puerta de su propia casa, la abrió y dio paso al prodigio de su sueño anidado por años: el homenaje a Fernando Espejo, poeta y trovador que se apropió de Mérida y Mérida lo hizo suyo.
La deuda estaba latente. Deuda con quien había logrado cantar a la ciudad desde la perspectiva de la otredad; los nativos viven la atmósfera y no la ven, como el pez no sabe que el agua existe. Era necesaria la visión que toma distancia desde la cultura ajena, la voz adoptiva y no por eso menos genuina, el amor entrañable a los sabores, los aromas, las mujeres y las costumbres, aquellas costumbres que separan con una reja del ventanal a la mujer amada, anhelada.
Y Buenfil saldó la deuda con creces. Una obra poética y musical donde la narrativa nos lleva a apreciar en su dimensión la obra de Espejo, apellido premonitorio destinado a reflejar lo otro, lo inmanente, lo inefable por quienes forman parte de su propia cultura.
Con su voz de afinación perfecta y su toque a veces metálico, de plata, Jorge Buenfil da vida al pensamiento romántico, al sentimiento profundo evocador de añoranzas, tiempos idos a la vez bagaje del presente, compañía muda y amorosa capaz de transportarnos en el tiempo y el espacio a dimensiones conocidas y lejanas, como el llanto ahogado por el amor inalcanzado, el ruego ante labios esquivos, la admiración de la naturaleza femenina como premio a la penuria.
Fernando alma y espejo de Mérida resulta un jirón de arte y de historia. Música y poesía como distintivo inseparable de la vida peninsular, arte resultante del misterio milenario y la brisa llegada del Caribe. Todo se conjunta de manera gozosa o sufriente para sintetizar un presente de fortuna, venturoso, donde nos recreamos entre nostalgias y verdades inmutables que nos recuerdan, muchas veces, que fuimos o somos capaces de amar desde la médula y el corazón. Nos recuerdan que somos profundamente humanos, para bien de todos, gracias a que Jorge tocó su propia puerta y la abrió generoso, según su costumbre.
Nota
Jorge Buenfil, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, Fonca, finalmente recibió un apoyo simbólico por parte de Erica Millet, directora de Sedeculta; Diego Ávila, alcalde de Tekax y del doctor José Cerón, yucateco amante de la cultura.
*Enrique García Cuéllar (Torreón, Coahuila, 1949) es periodista independiente. Ha dirigido varias publicaciones. Actualmente radica en Chiapas, desde donde opina sobre temas actualidad, del arte y de lo cotidiano. Ha sido profesor universitario y crítico de arte. Conoce la obra de Jorge Buenfil desde sus inicios.
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