La oposición mexicana al gobierno federal, defiende causas que no son populares, está lejos de la realidad. Sólo se miran y se escuchan a sí mismos. Sus demandas son la expresión de su odio hacia el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que parece azuzarlos e incluso los reta para adelantar la revocación de mandato en las elecciones del año próximo, con la certeza de que los arrasaría si apareciera su nombre en las boletas.
Varios personajes incluidos en el documento avalado por 650 notables acusando que la libertad de expresión está bajo asedio, ya se deslindaron y niegan haber firmado, uno de los promotores Héctor Aguilar Camín, director de la revista Nexos, amigo muy cercano del ex presidente Carlos Salinas de Gortari y beneficiado ampliamente con contratos millonarios por los gobiernos neoliberales, ha pretendido victimizarse inútilmente, igual que su ‘partner’ Enrique Krauze, exhibido por cobrar jugosos convenios gubernamentales, como el que obtuvo con el gobierno de Jalisco, que se ganó sus elogios comparando a su gobernador Enrique Alfaro con el gran liberal mexicano Mariano Otero. Sin ningún rubor. El que paga manda.
Los mismos enemigos de AMLO apoyaron la toma violenta de una presa en la Boquilla, Chihuahua. El fin de semana pasado, unas cuantas decenas de personas integrantes del FRENAA, con estandartes guadalupanos, escapularios, mucho odio y poco sentido común instalaron un plantón sobre la avenida Juárez de la capital del país. armaron casas de campaña que no ocuparon pero impiden el libre tránsito de miles de ciudadanos en pleno centro histórico y lesionan los intereses de los numerosos negocios de la zona. El sábado llegaron y su dirigente los abandonó el domingo pretextando problemas de salud. Las casas de campaña sin gente fueron exhibidas por usuarios de las redes sociales, lo mismo que los gritos desquiciados, los insultos y la rabia desbordada del puñado de gente que, fuera de sí, exigen la renuncia del presidente legítimo elegido por el voto aplastante e inobjetable de las mayorías.
Sinceramente sus acciones y actitudes no abonan para su causa. Tampoco parece tener gran futuro el anuncio de que vuelve Ricardo Anaya a la actividad política en México con el beneplácito del PAN y del ex presidente Vicente Fox, pero con el repudio popular y la espada de Damocles sobre su cabeza por los sobornos que recibió para defender y aprobar la impresentable reforma energética Peñanietista.
El poder es como un cáncer que corroe lo mejor de algunas personas y aflora lo peor. El presidente municipal de Tulum, Víctor Mas Tah, ha vivido con el poder un acelerado proceso de descomposición personal a la par de la perversión institucional y el fortalecimiento del crimen organizado en el antes tranquilo y paradisiaco lugar. Circula una audio de Jamil Hindi donde presume su injerencia sobre Mas Tah a costa de propietarios de terrenos y construcciones a quienes acosan con licencias y cobros excesivos en plena pandemia. Sin rubor dice que cobra del 10 al 15 por ciento y el resto para el edil. ¿Dónde quedó el Víctor Mas afable y con oficio político? Cada gente afectada engrosa las filas de su enemigo Marciano Dzul Caamal, cuya capacidad política y económica está fuera de toda duda. La diputada Tepi Gutiérrez avanza sin obstáculos. Las elecciones serán en nueve meses y cada quien cosechará lo que sembró.
En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
¡Hasta la próxima!
Edición: Elsa Torres
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