En los tiempos actuales, ha resultado beneficioso que las jóvenes generaciones hayan mantenido cierto interés por el arte y la cultura, aunque utilicen las expresiones artísticas, en su extensa diversidad, más como formas de comunicación. La asistencia de estas generaciones a conciertos musicales, proyecciones de cine, obras puestas en escena y hasta de danza podrían evidenciar este interés. Sin embargo, el enfoque exclusivamente comunicativo con que los jóvenes han querido ver el arte y la cultura le han despojado de su carácter eminentemente estético y filosófico para sustituirlo con una visión más cerca del entretenimiento.
Hoy en día es cada vez más difícil desligar las expresiones artísticas y culturales del entretenimiento, y este enfoque podría alejar al arte de su esencia filosófica y sociocultural cada vez más. No habrá que olvidar que el arte conlleva una esencia claramente estética y siempre será llamado a la creación de belleza. A pesar de lo anterior, algunos creen que no está nada mal que el binomio arte-entretenimiento prevalezca en la actualidad y hasta en el futuro. Estos críticos consideran que, si bien la sociedad busca en el entretenimiento una fuga de la realidad, como bien podría representarlo un concierto de rock, éste podría resultar un escape auténtico, además de bello y entretenido.
Otro aspecto a subrayar en estos tiempos es la visión inútil del arte y la cultura que el enfoque de entretenimiento le ha otorgado. No hay que desconsiderar la vertiginosidad de la Internet y sus redes sociales, las cuales laten a un ritmo de 24 horas por semanas de siete días. En este contexto, la creación artística se vuelve efímera y de desecho, como lo ha sido a lo largo de los años las diversas políticas socioeconómicas (imperialismo, feudalismo, capitalismo, etcétera). En otros tiempos, el arte, a pesar de las rupturas socioeconómicas del mundo, prevaleció en su carácter histórico-filosófico. Todo el mundo sigue emocionado con el arte en toda su amplitud, desde el prehistórico hasta el contemporáneo.
El placer estético
El arte ha demostrado ser una forma de comprender la civilización misma, sin que intervenga exclusivamente el entendimiento científico sino otros aspectos humanos que justifican la belleza de la vida y sus componentes: la expresión humana más subjetiva en su lírica, la expresión social de los hechos en su narrativa, la pintura en su reflejo, la escultura en su cuerpo, la arquitectura en su espacio, la danza en sus gestos. Bajo esta perspectiva, la cultura es la vida misma del ser humano y, como tal, ofrece placer estético, educación y hasta entretenimiento, aunque éste último deba ser controlado para evitar que el arte resulte efímero y sea arrastrado hacia el desecho.
Por lo anterior, será imprescindible que las políticas culturales consideren los riesgos que enfrentan el arte y la cultura al perder su valor estético y su esencia humana si se permite que la creación artística y los acontecimientos culturales resulten tan efímeros como la comunicación que ocurre en las redes sociales y, en general, la Internet. Por otra parte, habrá que asegurar que la cultura se mantenga como fuente de riqueza humana en la sociedad, por lo que será necesario crear espacios nuevos para su disfrute, ya sean éstos convencionales (teatros, cines, auditorios, etcétera) o alternativos (calles, trasporte público, tinglados, etcétera). Y como fuente de entretenimiento, el arte y la cultura tendrían que autorregularse para que su esencia no se pierda en lo efímero.
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