Una oposición mexicana reactiva

La proactividad es una actitud en la que las personas asumen el control absoluto de su conducta de forma activa, significa tomar la iniciativa, anticiparse a los hechos, ser responsable por lo que suceda y decidir en cada momento. La oposición mexicana es reactiva, que es lo contrario a ser proactivo. Cuánta razón tiene Octavio Paz, premio Nobel de Literatura, cuando dice que “la soberbia es el vicio de los poderosos”.

Acostumbrados a mandar no conciben que el pueblo mexicano ya no les cree ni obedece. Se niegan a cambiar y a competir con propuestas que respondan a la solución de los problemas reales de México que ellos provocaron cuando gobernaron.  Aplauden cuando cualquier agente extranjero ataca a México, ya sea un diario británico, alguna calificadora financiera, el BID o el Fondo Monetario Internacional, y no se detienen ni un momento para reflexionar la negatividad de sus actitudes antinacionalistas 

Con un poco de atención y humildad, las élites aceptarían que tienen que cambiar para ser medianamente competitivos en disputas políticas contra AMLO, que les gana a todas. Un claro ejemplo es el rotundo rechazo del mandatario López Obrador a las recomendaciones del FMI para cobrar a los mexicanos el IVA a los alimentos y medicinas, subir el precio a las gasolinas y suspender la construcción de la refinería de Dos Bocas. Un sondeo realizado sobre ese tema por el analista económico y columnista de La Jornada, Enrique Galván Ochoa, a través de Twitter, Foro México y Facebook reveló un casi total rechazo del pueblo mexicano a los lineamientos del FMI.

La corrupción, opacidad y apoyos excesivos a privilegiados, en la mayoría de los 337 fideicomisos creados por los gobiernos neoliberales que manejan 749 mil millones de pesos de dinero público, hacen necesario actuar de manera radical y reorientar los recursos directamente, a través de las instituciones sujetas a la rendición de cuentas. La defensa rabiosa de legisladores, cúpulas empresariales, y afines, cosechará el repudio popular. Son simple oposición reactiva.

El escritor Lorenzo Meyer publicó en su cuenta de Twitter el 8 de octubre: “Frente a los grandes problemas nacionales, la derecha no tiene propuestas constructivas, pero sí destructivas. Son presa de una furia irreflexiva, no dan propuestas orientadas al progreso, sino todo lo contrario”. Dos ejemplos más de esa furia irracional de la derecha radical son, la afirmación del escritor Francisco Martín Moreno, quien dijo en un programa de radio que estaría dispuesto a quemar vivos en el Zócalo a los votantes de Morena. Y la cuasi orden del empresario Claudio X. González para que los que quieren votar por Morena mejor que no vayan a votar. 

En lo local

Cuando por encima de los intereses creados se gobierna con empatía hacia la gente se puede atravesar ese pantano sin mancharse las alas. Un ejemplo de lo anterior es el primer gobernador de Quintana Roo, Jesús Martínez Ross, referente real de la política quintanarroense, sin la amargura de los enfermos de poder y sin la soberbia de los poderosos. Humildad y camaradería son su signo. Cariño y respeto su cosecha. Un hombre bueno que disfrutó lo disfrutable del poder que no es otra cosa más que ayudar a la felicidad y al bienestar de los demás. Enhorabuena por el libro de vivencias de sus amigos con el político y ser humano. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.

¡Hasta la próxima!

Edición: Laura Espejo