Arraigo de la Santa Muerte en Yucatán

Condenada por la iglesia católica y asociada al culto y devoción de personas vinculadas al narcotráfico, prostitución, secuestros y homicidios, la Santa Muerte está arraigada en Yucatán, ya que hay quienes le rezan, le piden favores e incluso le llevan música de mariachi en su día.

La imagen en sí, lejos de inspirar temor, reunió decenas de nuevos adeptos el pasado dos de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, a las afueras de una boutique de artículos esotéricos ubicada frente al Panteón Xoclán de la ciudad de Mérida, donde le cantaron Las Mañanitas.

En torno de cuatro esculturas de la Santa Muerte, del tamaño de una persona, ataviadas en negro, amarillo, rojo y rosa, los devotos participaron en un acto colectivo de “bautizo”, en el que apadrinaron y dieron la bienvenida a nuevos adeptos.

Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública se mantuvieron al margen, a prudente distancia del ceremonial, en el que una mujer ofreció a los fieles, con micrófono en mano, la protección de la imagen, y luego pidió rezar entre todos el Padre Nuestro a la vista de creyentes y curiosos.

Aunque carece de una iglesia con personalidad jurídica alguna, la Santa Muerte tiene ya un lugar en los hogares de Mérida, de los que se suman unos 600, a decir de la señora Cecilia Xuffi Pinelo, quien afirma ser devota desde hace 27 años tras salir airosa de un cáncer del estómago, y ahora es de sus principales promotoras.

Antes, en la clandestinidad, grandes jefes de la droga, entre ellos Osiel Cárdenas Guillén y Daniel Arizmendi López, rendían devoción a la cadavérica imagen. Ahora, sus devotos la muestran sin pudor alguno e incluso los comerciantes venden sus réplicas en cualquier tienda de imágenes religiosas.

Imagen controvertida

Es una imagen que no deja de ser controvertida, ya que el jefe de la Iglesia Católica, el papa Francisco, condenó en su visita a México en el 2016 su culto, al argumentar que “hay tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte”.

Sin embargo, la efigie que rememora el Mictlán o el Xibalbá como lugar de los muertos se exhibe en aparadores de Mérida al lado de Jesús Malverde –otro “santo” considerado protector de los ladrones–, San Martín Caballero, San Judas Tadeo y la propia Virgen de Guadalupe.

En un local de esculturas religiosas del popular mercado Lucas de Gálvez sobresale una de la Santa Muerte de casi 1.50 metros de alto con un velo rojo y un cigarrillo en los labios, a cuyos pies los creyentes han dejado ya decenas de veladoras y flores como acción de gracias por los favores recibidos.

Raúl Sánchez, dueño del local, afirmó que son cada vez más los seguidores, ya que registra ventas de réplicas lo mismo entre adultos que entre los jóvenes, y dijo que desde hace siete años un hombre acompañado de su familia le lleva en su honor, en el local del mercado, música de mariachis.

El espectro cadavérico era asociado como objeto de culto de delincuentes, narcotraficantes y secuestradores, dijo el oferente, quien afirmó que esta percepción ya cambió con el tiempo, ya que hoy la gente recurre a ella para obtener favores en salud, dinero, aceptación social y amor.

Mencionó que los clientes acuden a su local para preguntar precios y colores, ya que la referida imagen puede ser solicitada en blanco a fin de obtener favores en salud; en negro, protección; dorado, buenos negocios; rojo, el amor; amarillo, dinero, y naranja, erradicar los vicios.

En el año 2012 fue apresado David Romo Guillén por secuestro, extorsión y nexos con el crimen organizado, luego de haber promovido el culto de la Santa Muerte en la llamada Iglesia Católica Apostólica Tradicional Mex-USA, con sede en la zona de Tepito de la Ciudad de México, de la cual solicitó su registro como asociación religiosa ante la Secretaría de Gobernación. 

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Edición: Emilio Gómez