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Mato mi pavo

Ocupaciones impropias
Foto: Fernando Eloy

Estoy convencido de que el invierno es una estación horrible para México, tanto que la música de la época se reduce al añejo disco Ven a cantar y otro de Luis Miguel; nada mejor para crear un ambiente depresivo, y para rematar, con una sola canción como Ven a mi casa esta navidad es más que suficiente para inducir a cualquiera al suicidio.

Y ahora, con pandemia, pues no hay incentivos para convivir, recuperar el contacto con las personas que uno aprecia, darse una vuelta por la ciudad repartiendo regalitos junto con la familia es arriesgarse a ser señalado por varios dedos flamígeros como foco de infección, así que estamos limitados a llamadas.

Para colmo, hasta los planes para pasarla en casa terminan alterados y provocando el mismo efecto en el estado anímico de la tribu, eso sí, estamos más que puestos para combatir el tedio por confinamiento.

Como se podrán imaginar, La Cutusa y El Kizín están felices con las vacaciones y de que al menos por un par de semanas no estarán pegados a la computadora. Los últimos días, La Xtabay y yo ya estábamos considerando muy seriamente buscar auxilio siquiátrico para que les recetara rohipnol para que se les olvide el condicionamiento que les provoca escuchar “Classroom” o “Zoom”, pero bueno, llegaron las vacaciones y todos esperamos que la pausa sea benéfica y ya estamos en dinámicas creativas.

El descubrimiento es que El Kizin tiene talento para la repostería, claro que con una ayudadita de tutoriales en Youtube, pero se está animando a hacer pastel de zanahoria, que le sale bastante bien, y ya nos anunció su intención de hacer uno de chocolate para la cena del 24. Eso sí, su actividad en la cocina es con supervisión severa, porque es tan descuidado que luego deja abierto el gas en el horno.

La que anda que no la calienta ni el sol es donia Ixtab, mi suegra. Para fines de noviembre me advirtió que estaba fastidiada de mi menú navideño -y aquí cabe aclarar que no estoy en contra del pavo, pero me gusta variar y en los últimos años he preparado una pierna o un lomo de cerdo al horno -. El caso es que mi suegra, como hace el gobernador con sus secretarios, me instruyó para que pensara en otra cosa para la cena porque esta vez ella se iba a encargar.

Para sorpresa de todos, el primero de diciembre nos despertó el inconfundible glugluteo de un hermoso pavo indio que se encontraba en el patio haciendo dzuum. Sin decirle a nadie, donia Ixtab se había ido al mercado y volvió con el ave y un tanto de maíz quebrado y un costal de alimento. Lo que no sabemos es cómo la dejaron subirse al Circuito Enlace y al correspondiente camión con ese cargamento, aunque sospecho que amagó a inspectores y choferes con aventarles el guanajo al rostro. 

Planes van y planes se estropean. Yo ya me había tomado muy en serio mi retiro de la cocina, aunque me di a la tarea de preparar limoncello para casos de ley seca, digo, de emergencia. Ya me dijeron que me va a dar diabetes, pero creo que es más factible a que sea por los sustos que produce el anuncio de que el secretario de Salud va a dar un mensaje a contraer ese mal por la ingesta de azúcares, pero les decía de donia Ixtab:

El susodicho pavo tuvo una vida breve entre nosotros. Desde que llegó a la casa se puso en huelga de hambre digna de taxistas de Ciudad del Carmen y por más que hizo mi suegra, el pajarraco se mantuvo firme. No sirvieron tortillas, verdolagas, api aba, maíz quebrado; La Xtabay le sugirió que fueran con un veterinario para que le metiera alimentación intravenosa, pero a mi suegra le ganó el carácter y se dispuso a que el ave comiera por la fuerza. Resultado: el pavo se ahogó con masa y de nueva cuenta tengo la comisión de la cena navideña… que no va a ser pavo porque a 80 pesos el kilo es simplemente demasiado.

 

Macho omega que se respeta

Al final terminamos acercándonos y creando comunidad con el vecindario. Nada como unos panuchos de pavo para tener un buen pretexto de convivir, y con estos nortes, el caldo es lo más efectivo para combatir la heladez.

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Edición: Elsa Torres


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