Cuenta la historia que los llamados Reyes Magos, no eran ni reyes, ni magos, ni siquiera tres. Eran hombres atrevidos que salieron de su zona de confort tras una estrella que les daría sentido a sus vidas, respuesta a sus preguntas, paz y rebanadas de ventura.
Herodes, que buscaba acabar con el Niño que traía desorden a su reino, trato de desviarlos de su camino, ellos insistieron y lograron su objetivo.
¡Cuántos reyes magos hay camuflajeados a nuestro alrededor! Este seis de enero, estrenando el 2021, es una excelente oportunidad para desenmascararlos.
Reyes magos vestidos de trabajadores de la salud, que, a pesar de todo el dolor, que viven a diario, por la distancia con su familia, por la necedad y el egoísmo del público que prolonga la pandemia con su rebeldía a cuidarse, ahí están, repartiendo el oro de la salud, el incienso del amor a los que sufren y fallecen solos, la mirra para todos nosotros al saber que hay más gente buena; que los seres humanos aún tenemos esperanza.
Reinas magas que hacen magia a cada instante para sobrevivir el día como administradoras de un hogar en cuarentena con todo lo que eso conlleva: reinas, las mujeres que se agrupan para exigir: ¡Basta! ¡Ni una más! ¡Nos queremos vivas!
Reyes magos maestros que se reinventaron en el 2020 y descubrieron talentos ocultos para poder acompañar al objetivo de su vocación: los niños y niñas que, a pesar de su corta edad, se suman a la lista de reyes y reinas magos al final de la lista de los sobrevivientes de esta pandemia que nos ha obligado a reinventarnos y ahí vamos, y vamos bien.
Son papá y mamá que en lugar de comprarle a sus hijos juegos electrónicos para que se entretengan y les permita jugar a ellos con los propios, les dan a sus cachorros su tiempo y atención e inventan sorpresas, les cantan y cuentan; les leen libros que les ensancha el horizonte y les ofrecen modelos en personajes que luchan por la justicia y vencen a los dragones de la avaricia y el egoísmo.
Son los gobernantes que realizan las obras que se necesitan en la comunidad, sin moches ni en busca de votos.
Los choferes de los autobuses que dan el tiempo que requieren los viajeros para bajarse y subirse sin miedo a romperse una pata.
Los cajeros de los bancos, sonrientes, aun bajo el tapabocas que nos explican con paciencia como llenar la ficha.
Son las amigas que ríen con nuestros chistes y escuchan nuestras historias de amores y desamores las veces que sea necesario.
Son la familia de sangre y la de elección, que están pendientes de nosotros y mantienen viva la plantita del cariño.
Son los que sostienen el mundo haciendo las cosas bien, aunque nadie los vea.
Si, los reyes magos no somos ni reyes, ni magos ni siquiera somos tres: ¡Somos un montón! Somos los hombres y mujeres de buena voluntad que buscamos encontrar la paz construyendo un mundo de tolerancia, respeto, solidaridad, alegría y justicia para todos.
Toca disfrutar la rosca haciendo chuc en el chocolate caliente y encontrar al Niño. ¡Provecho!
Edición: Elsa Torres
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