Renacimiento mexicano

César González Madruga
Foto: Notimex
La Jornada Maya

Viernes 18 de noviembre, 2016

El martes primero de noviembre, caminando en la calle Madero que conecta a la alameda con el Zócalo, entre la euforia del día de muertos, miles de niños, jóvenes y adultos, disfrazados de la forma más versátil e innovadora, me detuve en un cajero del banco Santander, ubicado en el número 32 de esa avenida, para hacer un retiro. El cajero me dio el dinero de la persona que me antecedió; lo tome y salí rápidamente a buscarla, pero era imposible distinguirla entre tanta gente.

Al día siguiente llamé al banco para tratar de localizar a la persona; di los datos del baucher; sin embargo, pasaron tres días y el banco aún no la localizaba, debido a que su tarjeta era de otro banco. Acordamos esperar si había algún reclamo durante las siguientes dos semanas para poderle regresar el dinero. Ese término se cumple hoy.

Durante este tiempo he pensado qué hacer con este dinero que no es mío. Una primera idea es ocuparlos para contribuir, aunque sea un poco, a sanear a Veracruz, pues tengo la certeza de que la sociedad no puede esperar a que los políticos o los gobiernos vengan a resolver los problemas comunes.

Izipaktli Cardoso, a inicios del gobierno de Javier Duarte, fue secuestrado junto a 8 personas, entre ellos una bebé y una niña de 10 años. En ese secuestro fueron ejecutados los 9, Izipaktli recibió 7 balazos, todos murieron, excepto él. Tras largos procesos de recuperación física, emocional y espiritual, narra su historia y dice una frase demoledora: el balazo que más le lastimó fue el de la sociedad que catalogó el suceso como un ajuste de cuentas.

Tras este episodio pasó de artesano a activista y hoy ha descubierto y evidenciado que las fracturas de la guerra en México van más allá de los aspectos meramente económicos, de drogas o de poder; pues familiares y amigos de los fallecidos junto con son una especie de exiliados dentro de su propio país; muchos de ellos jóvenes de entre 14 y 18 años, pensando sólo una cosa, la venganza; la guerra del odio y el resentimiento.

La situación en Veracruz requiere no sólo muestras claras de que no habrá impunidad ante un gobierno que operaba al servicio del narco o de inyecciones estrepitosas de dinero para un rescate financiero; se requiere de toda la sociedad mexicana para sanar el alma del pueblo veracruzano.

La intención de Izipaktli es establecer una ecoaldea para los familiares y amigos que han perdido a algún ser querido en esta guerra, con el objetivo de ofrecer talleres, terapias, permacultura y en general una forma de vida basada en el amor, pues es la única vía para vencer al odio y el miedo. Hasta el momento logró conseguir 2 hectáreas de terreno en donación, le falta todo lo demás.

El dinero que por accidente cayó en mis manos se convertirá en inversión, en capital semilla para lograr el elevado propósito de Izi. El monto es de 2,500 pesos y la sugerencia es que pueda funcionar a modo de cadena voluntaria, a su vez yo aporto otros 2,500, lo que hace ya una bolsa de 5 mil pesos.

El proyecto necesita de ideas, gente, voluntades y recursos; por lo pronto acompañaremos el proceso de la elaboración de este proyecto con las ideas que puedan hacer llegar al correo de [email protected] y también se podrá dar seguimiento y participar a través del [i]fanpage [/i]del Renacimiento Mexicano en Facebook y en breve en la página renacimientomexicano.org

Parte también de la propuesta es que esos 2 mil 500 de nuestro inversionista anónimo siempre permanezcan disponibles por si en cualquier momento llegara a aparecer.
Estoy seguro que, si nos unimos como sociedad podremos sanear el alma de Veracruz.

Mérida, Yucatán

[b][email protected][/b]