Remembranzas catalanas de don Juan Duch Colell

Miriam Duch
Foto: Archivo familia Duch Martínez
La Jornada Maya

Viernes 9 de septiembre, 2016

Los rasgos de hombre adulto que empezaban a aparecer en mi personalidad en 1936, me instaban a luchar por un mundo más justo y, claro, buscar la igualdad entre hombres y mujeres”. Este pensamiento aparece en el libro póstumo [i]La orilla distante[/i], de Juan Duch Colell (1920-1998). En estos días de septiembre, en concreto el sábado 10, se cumplen 18 años del fallecimiento del recordado poeta y periodista yucateco-catalán.

Certero analista político y luchador por la paz en el planeta, la existencia de don Juan Duch estuvo regida por la congruencia: vivió de acuerdo con las convicciones –siempre de izquierda– que defendió. En seis decenios, de 1937 a 1998, recorrió todos los caminos del periodismo en Yucatán y en México: reportero, redactor de estilo, columnista, corresponsal en el extranjero, editorialista, secretario y jefe de redacción, subdirector, coordinador general y director de periódicos, revistas y empresas editoriales.

En Yucatán fue integrante del Grupo Provincia (en los años cuarenta) y estuvo entre los organizadores (en los años setenta) de las Jornadas Culturales de Ochil. Escribió prólogos, presentó y editó libros. Fue reconocido por su calidad de orador y conferenciante. Todo esto independientemente de los cargos oficiales que tienen lugar en su currículum, pues también fue –por citar sólo un ejemplo– coordinador regional del Instituto Nacional de Bellas Artes en Yucatán y Campeche (1958-1961).

Hombre apegado a sus convicciones y a la familia, fueron muchas las enseñanzas que mi hermano Juan Pablo –corresponsal de La Jornada en Moscú– y yo recibimos de él. Los dos tenemos el privilegio de ser sus hijos y discípulos. La generosidad y la rectitud al ser coherente con sus principios e ideales; la solidaridad con las mejores causas de Yucatán, México y el mundo; el respeto por la pulcritud del idioma y la calidad de su prosa poética; la fortaleza de su carácter y la ternura en su trato con los nietos, eran cualidades que destacaban en la personalidad de mi padre. Cercano a los jóvenes y a los mayores, tenía un elevado concepto de la amistad.

A las tareas periodísticas, los libros y poemas de Juan Duch Colell hay que sumar una obra, la enciclopedia [i]Yucatán en el Tiempo[/i], que representa todo el amor que le tuvo a su tierra natal. Trabajó en la enciclopedia, en la revista Juzgue y en las colecciones Yucatán en las letras y Tierra Nuestra, con el invaluable apoyo y la visión emprendedora del director general, Raúl E. Casares G. Cantón.

Hijo de padres catalanes, Juan Duch Colell fue el menor de siete hermanos: Ovidio, Laura (fallecidos a muy temprana edad), Elicio, casado con Carmen Mediz Bolio; Delfos, casado con Carmen Mateu Llobera; Néstor, casado con Irene Gary Lucero, y Mercedes, esposa de Humberto Sauri Cisneros.

Mi padre nació en pleno invierno de 1920 en la casa número 482 de la calle 63, en el céntrico corazón de Mérida, donde el Patronato ProHistoria Peninsular, presidido por Margarita Díaz Rubio de Ponce, colocó en 2002 una placa conmemorativa. Fue miembro fundador del Casal Català Península de Yucatán y socio honorario de la Liga de Acción Social. Con motivo de su cumpleaños 75, en 1995, el Grupo Platero le entregó una ofrenda de poemas.

El libro póstumo La orilla distante, en prosa, al que me referí al principio, de clara esencia autobiográfica, está dividido en dos secciones: recordaciones de infancia y textos de madurez sobre temas catalanes. El primer borrador, que no se publicó debido al precario estado de salud del autor y por otras tareas que reclamaban su atención, perteneció a la colección de “Ayeres en desorden”, cuyos dos primeros volúmenes publicó –en 1994 y 1995– la Universidad Autónoma de Yucatán.

Por iniciativa de Miriam Martínez Caballero de Duch, viuda del jefe de la familia Duch Martínez y nuestra queridísima madre, ahora se está preparando para su publicación el material de remembranzas catalanas. Ya está prácticamente listo. Escribió mi padre el último texto un par de meses antes de su fallecimiento. Estamos siguiendo al pie de la letra las instrucciones que dejó respecto de la manera en que quería que fueran presentados sus escritos, tanto los de la primera parte como los de la segunda.

Con motivo de las bodas de oro de Juan Duch Costa y Mercedes Colell Bernaus de Duch, sus padres, escribió en mayo de 1955 el poema [i]Por el mar[/i]: Por el mar, / camino sin fronteras, / de sed y sueño abiertos, / por este mar / un día llegó aquí / antes que yo existiera / esta sangre que ahora / me recorre las venas / y me dice al oído / mi origen y mi nombre… En él se reflejan su infancia y parte de la adolescencia en Cataluña (desde el otoño de 1921 hasta diciembre de 1936) y sus primeros años de vida en Yucatán al retornar de Barcelona. La orilla distante se nutre, en lo esencial, de las mismas experiencias.

A Juan Duch Colell se le entregaron en vida varias distinciones, entre ellas el Premio Regional de Periodismo “José Pagés Llergo” (1988) y la Medalla Casa de España (1997). Le fue otorgada, en julio de 1980, la Medalla “Eligio Ancona”, máxima presea a la que puede aspirar un yucateco, y se le designó oficialmente Hijo Distinguido de Mérida.

Del discurso que pronunció en esa memorable ocasión anoto, para concluir, el siguiente párrafo:

“Tengo mi modo de hacer censos. A nadie le preguntaría: ¿En qué ciudad vive usted? Sin duda, le interrogaría: ¿Qué ciudad le habita? Por mi parte, respondería con legítimo orgullo a esa pregunta de este modo: Mérida vive en mí, va conmigo y me acompaña dondequiera que mis pasos me lleven”.

[b]Mérida, Yucatán[/b]
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