8am

Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Martes 30 de agosto, 2016

Fuera el fuero. El gobernador Rolando Zapata Bello anunció ayer una iniciativa de ley para erradicar el fuero en el estado. Lo hizo tempranito, a las siete, cuando la ciudad ya andaba en el trajín del primer día de clases. La noticia cayó por sorpresa en una ciudadanía harta de los excesos de servidores públicos revistos con esa coraza de impunidad. El viernes 12 de agosto pasado, en este mismo espacio, publiqué la columna “Te arrancaré esa capa de impunidad”. Ahí abordé este tema, señalando que la erradicación del fuero era el siguiente, necesario paso para combatir a la corrupción. Calificaba a esa figura como una capa anacrónica y aberrada, como un lastre a la rendición de cuentas.

La del fuero era la crónica de una muerte anunciada. Sin embargo, ni yo ni muchos nos imaginamos que el tribunal que dictó la sentencia de muerte fuera el gobierno del estado y el verdugo, Zapata Bello. Antes, imaginé, llegaría una propuesta emanada de esa máquina de ideas bien aceitada que es el Imco o de algún partido de oposición, como el PAN. Ambos ya habían anunciado que lo harían. Pero no. Les dieron un madruguete.

En lo político, este anuncio podría responder a varios factores. Una carambola a varias bandas. Esta iniciativa llega en la víspera del informe de Mauricio Vila Dosal, sin lugar a dudas uno de los protagonistas de la escena pública del momento y uno de los posibles rivales a vencer en 2018.

También, se realizó antes de que hiciera lo propio Enrique Peña Nieto, árido de transparencia y combate a la corrupción. Esta iniciativa significa para la administración federal —y, por ende, al PRI— una Coca Cola en el desierto. No hay que olvidar la reciente reunión de los gobernadores priístas con el nuevo presidente nacional de su partido, Enrique Ochoa Reza, quien los instruyó en la defensa del Presidente y en allanar el camino para las próximas elecciones, que en este momento pintan difíciles, dificilísimas para el PRI. El gobierno del estado también aprovecha esta iniciativa para mostrar que da respuesta a una petición ciudadana, con lo que fortalece una percepción.

En la miopía del día con día, esa fracción de la oposición que más que políticos parecen muyahidines, recibió este anuncio peor que una plaga de moscos prietos. Aseguraron que la propuesta estaba coja, al no incluir en ella a los funcionarios del Poder Judicial, y le restaban mérito, al señalar que el gobierno del estado sólo se sumó a la moda de erradicar el fuero. Sustentaban este último argumento con la iniciativa que presentó Javier Duarte, el aún gobernador de Veracruz, condenado ya al ostracismo, a la vergüenza eterna. No señalaban que la iniciativa veracruzana se presentó en el estertor de una administración, mientras que la yucateca, en el segundo tercio.

Tal vez tengan razón en que esta iniciativa está chimuela. Para combatir a la corrupción poco puede hacer una ley desdentada; la necesitamos con los colmillos bien afilados. Para eso, precisamente, están los diputados. Pocas horas después de que se anunciara la propuesta de cambio, en Palacio de Gobierno, Roberto Rodríguez Asaf y Jorge Esquivel Millet la entregaron al Congreso estatal. Ahí es donde se pueden suplir sus deficiencias. Ahí es donde vale la voz de los legisladores. Tal vez este anuncio tomó por sorpresa a los panistas, que ya cocinaban su propia modificación. Pero aquí no gana el que entrega primero, sino el que aprueba según sus condiciones. ¿Los panistas quieren quitarle el fuero a los magistrados? Que lo propongan y que defiendan sus razones.

En estos días en los que las redes sociales se contagian de teorías de conspiración tipo la-muerte-de-Juan-Gabriel-es-una-cortina-de-humo, el gran reto del gobierno estatal es demostrar que la verdadera intención de su propuesta es hacerle caso al clamor ciudadano. Es una tarea de titanes, casi casi una de las doce pruebas hercúleas. El virus de la desconfianza se ha inoculado en la sociedad, y una vacuna legal para erradicar al fuero es sólo parte del tratamiento. Falta mucho, y así, hay que reconocerlo, se anunció hoy tempranito. Queda mucho camino por andar. Por ejemplo, la creación de la fiscalía anticorrupción. Es ahí precisamente donde la oposición y la sociedad civil se tienen que poner las pilas si no quieren que suceda lo de ayer, cuando el anuncio oficial los tomó desprevenidos.

Yo, en lo particular, celebro poder escribir esta columna. Me da gusto tomar el título de la que publiqué ese viernes 12 —”Te arrancaré esa capa de impunidad”— y convertir la advertencia en aseveración —”Te arranqué esa capa de impunidad”—. Venga de quien venga. Se ganó una batalla de esa guerra contra esa corrupción que ha puesto a nuestro país al borde del abismo.

[b]Mérida, Yucatán[/b]
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