Carlos Mena
Foto: Notimex
La Jornada Maya
Lunes 8 de julio, 2016
El anuncio del reciente aumento a las gasolinas, supuestamente obedece a la fórmula para estar a la par de los precios mundiales, ya que 60 por ciento de los combustibles consumidos en el país es importado y el dólar subió, pero en Miami el galón está a 1.96 dólares, que al tipo de cambio de 18.9 pesos, y convertido a litros, nos da 9.8 pesos por litro; y la magna está en 13.96. Si se les pregunta a las autoridades, responden que el remanente es por impuestos. La reforma energética sólo sirvió para que las empresas privadas produjeran petróleo y derivados, también para aminorar el déficit de Pemex, pero para que bajaran las gasolinas no.
La tarifas eléctricas subieron después de 18 meses de bajas continuas, sobre todo a empresas industriales y comerciales, que bajaron entre 10 y 20 por ciento. El consumo familiar sólo había bajado 1.5 y subió el 8 por ciento; en comercio 5 por ciento e industrial al 7 por ciento. Este aumento es arbitrario por dos razones: los insumos son combustóleo y diésel, que México sí produce, y la otra es que la Comisión Federal ya tiene números negros, por lo que el aumento sólo responde a que el gobierno requiere de más recursos, pese al muy alto costo inflacionario y político.
El 22 por ciento del ingreso de la CFE viene de uso doméstico, por lo que debió subir más el industrial y comercial, que ya estaban acostumbrados a las tarifas altas y no el doméstico, lastimando la economía familiar.
Las recientes elecciones y la pérdida de popularidad del Presidente hablan de una sociedad lastimada por la mala percepción política, pero sobre todo por la disminución del poder adquisitivo del salario.
El PIB, o facturación de las empresas, no se traduce en mejores salarios; el empleo no significa mejores ingresos; sólo vendrán los mejores salarios cuando los productos importados con subsidios de China o el maíz subsidiado estadunidense dejen de venderse en el país, haciendo que los precios mejoren y sea atractivo el campo mexicano, y cuando los monopolios bancarios, transporte y muchos otros se abran a las Pymes.
Los ingleses ya se dieron cuenta; los estadunidenses, con Trump o sin él, van a modificar el TLC para proteger el empleo y salario en Estados Unidos. Al presidente Peña Nieto le tocó la mala suerte de no contar con recursos petroleros y está haciendo lo que puede recortando y disminuyendo el déficit público, y ha apoyado a las Pymes, vía Inadem, como ningún Presidente, pero el día que se prohíba la importación de productos asiáticos, la inversión industrial y el salario aumentarán como nunca y no necesitará subir la luz o gasolina.
[b]Quinana Roo[/b]
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