Reporte 8am

Pablo A. Cicero Alonzo
Fotograma de video de Vice
La Jornada Maya

Miércoles 27 de julio, 2016

Alejandro Jodorowsky, llevado en hombros en su última participación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, es hoy objeto de críticas. Incontinente en su cuenta de Twitter, el psicomago arrojó varias bombas molotov. A una de sus ochenta y nueve millones de seguidoras y seguidores, ante una confesión, le aconsejó que disfrazara a su actual pareja de su abusador. Eso, le aseguró, te excitará.

Y continuó escupiendo. “Un abuso sexual puede ser feroz o puede ser seductor si es un incesto. El abuso incestuoso puede no ser violento y despertar un Edipo”. “Hagan el amor vestidos tú con ropas de su madre y él con ropas de tu padre. Edipo los unirá”. “Es imbécil confundir un acto de violencia sexual con un acto de psicomagia donde teatralmente se revive el trauma para hacerle frente”.

En cualquier latitud, esas declaraciones son inaceptables. Jodorowsky se pasó, por mucho, de la línea roja de la provocación para convertirse en un apologista del abuso. En México, según datos de la última Consulta Infantil y Juvenil del Instituto Nacional Electoral (INE) 26 mil 472 niños de 10 a 13 años respondieron que sufren violencia sexual en casa; esto significa, el 2.6 por ciento del total de niños que participaron.

Si aterrizamos el tema en Yucatán, fueron 460 niños los que dijeron sufrir violencia sexual en casa, lo que significa el 3.8 por ciento de los infantes que participaron. Según la misma fuente, a nivel nacional, el 2.9 por ciento sufre violencia sexual en escuela y en Yucatán es el 4.1 por ciento (490 niños); y el que lo sufre en la calle es 2.7 por ciento a nivel nacional, mientras en Yucatán es 4.3 por ciento (515 niños).

Según datos proporcionados por la Fiscalía General de Yucatán, en 2015 se registraron 420 denuncias por delitos sexuales a menores. Se calcula que esta cifra sólo representa el 10 por ciento del total de lo que sucede en realidad. Sin embargo, se avanza en ello. El 22 de abril pasado se presentaron reformas al Código Penal a fin de actualizar el marco legal y otorgar mayor protección a la niñez yucateca.

Estos cambios se aprobaron por unanimidad tres días después. Ahora, todos los delitos de índole sexual contra menores se persiguen de oficio y desaparece el beneficio del perdón. La sociedad responde así a una grave omisión respecto al abuso infantil, un tema que se sepultaba en el silencio de la vergüenza, y que en muchos casos hacía del abusado doblemente víctima. La omertá que arropaba estos delitos, en muchas ocasiones era la semilla de un círculo vicioso, en donde el acto se repetía generación tras generación.

Y lo mismo pasa con otro tipo de abusos, de los que las mujeres son las principales víctimas. Las que sufren en silencio las miradas lascivas o tocamientos del jefe. Las que tienen que trabajar el doble o el triple para tener un sueldo parecido al de sus compañeros. Las que dicen no y no y sus parejas entienden sólo sí y sí. Las que sortean piropos obscenos de donjuanes barriobajeros que creen que así las pueden conquistar, como presas.

Las enfermizas declaraciones de Jodorowsky son sólo un reflejo de la podredumbre de nuestra sociedad, en la que, por ejemplo, uno de los ídolos más populares de nuestros tiempos, Michael Jackson, se ha revelado como un depredador, años después de su muerte; antes, su dinero era capaz de silenciar a todos, como a los padres que le regalaban en ofrenda a sus hijos. Y la lista podría continuar, con personalidades de todos los ámbitos, de todos los países, desde Marcial Maciel hasta Bill Cosby. Pablo Picasso, señalan, se llenaba de caramelos los bolsillos de sus apretados pantaloncillos, y hacía que los niños se los sacaran. Esto lo relata Miguel Bosé.

No hemos sido testigos de un castigo ejemplar para los abusadores. Tal vez esto se deba a que no a todos nos hiere de la misma manera. Sólo así se logran comprender las omisiones de instituciones como la Iglesia Católica que durante años solaparon y dieron santuario a pederastas. En muchos hogares, Maciel sigue siendo el santo fundador defenestrado por una campaña de desprestigio. Picasso sigue siendo considerado un genio, a pesar de sus monstruosidades, de la que Bosé sólo fue testigo de una. Y leer a Jodorowsky aún da un estatus de falsa intelectualidad a muchos.

Romper este enfermizo círculo en el que con acciones u omisiones se hace una apología de este flagelo, es la única manera de avanzar. Mientras sólo nos cause morbo y no indignación, seguiremos teniendo a una niñez lastimada y temerosa, o las mujeres no podrán ocupar los lugares que realmente les corresponden. Senilidades como las de Jodorowsky son resabios de la primitiva, dañina forma de mantener ese estatus quo que lastra sueños y corta alas, que arrebata inocencias y lacera, para siempre, espíritus.

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Mérida, Yucatán