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José Ricardo Marchand Aguilar
La Jornada Maya

Miércoles 18 de mayo, 2016

El día 16 de mayo, pasando mi lectura por La Jornada Maya, tuve la oportunidad de leer un artículo de un muy querido y apreciado compañero. En él, hace una reflexión acerca del matrimonio homosexual en base a la crítica del argumento de “lo natural”, utilizando la madurez sexual femenina y el concepto meramente “occidental” de “niñez” para fortalecer su postura.

El análisis de la naturaleza cognoscible, es decir, la naturaleza que puede ser conocida y captada por los sentidos, es una apreciación que no puede ni debe quedarse simplemente en el estudio de accidentes físicos aislados sino también debe contemplar los ontológicos, es decir, esenciales.

El análisis de la naturaleza requiere una observación empírica no tradicional; que contemple y observe los fenómenos que se generan del mismo humano, desde su estado actual y su estado potencial. Así, el examen de la naturaleza humana no se queda solamente en lo físico, sino qeu contempla lo síquico e incluso lo espiritual.

De ahí surgen, por ejemplo, los Derechos de la Niñez a los que se alude el texto al que se responde. No simplemente del análisis del estado del niño sino de su potencial de crecimiento, de tal manera que los derechos buscan eliminar los posibles daños que se generen a su desarrollo. Sin embargo, hay occidentalizaciones en torno a esos derechos, como la creencia de que ningún niño debe realizar trabajo absoluto; cuestión que claramente no es así, sino que se pide impedir trabajos que limiten su niñez y su desarrollo (OIT). Incluso se llega a hacer una serie de clasificaciones de trabajos donde se considera hasta niños de 12 y 14 años.

Lo anterior demuestra que una cosa es un derecho, que debe surgir del análisis de la naturaleza humana, y otra cosa es una “occidentalización”, es decir, una perspectiva deformada e ideologizada del derecho. Como tantas otras hay.

Ahora, el análisis de la homosexualidad, como comenta en efecto Escoffié Duarte, tiene importancia desde una base meramente genética y biológica. Pero muy contrario a lo que comenta, es efecto es verdaderamente importante su origen.

El que una persona no nazca homosexual cuestiona completamente el movimiento entorno a la ideología de género y, por supuesto, el trabajo arduo de los lobby’s gays y su deseo de atribuirse derechos que, de no ser algo genético, biológico e inherente, se derrumbaría plenamente hasta el punto de preguntarnos sobre el fenómeno mismo de la homosexualidad.

Mientras no haya claridad en este punto, es totalmente irresponsable otorgar derechos que no son propiamente basados en un verdadero análisis de la naturaleza humana.

Y ciertamente, entonces el análisis de la naturaleza humana ya no se reduce a simples reclamos de derechos sino a un verdadero análisis que urge observar todo el contexto humano, desde su individualidad hasta su ser comunitario (ámbito tan despreciado hoy en día). De tal manera que no es que el humano “no sea natural”, como se aduce, sino que su naturaleza es diversa a la del resto de los animales.

Esto da argumentos para que las personas homosexuales sean discriminadas, perseguidas y asesinadas. No. La tergiversación de estos argumentos sí, el odio irracional y la falta de comprensión de la naturaleza humana sí. Este tipo de argumentación no niega los diversos fenómenos que se dan en torno a la homosexualidad: el enamoramiento, el deseo de compartir vida, las sensaciones ajenas a la propia identidad sexual. Tampoco debe ser un argumento que permita la limitación, o censura criminal de los mismos, por su puestos que no.

Que la diputada de Morena ciertamente no sepa la profundidad del argumento naturalista, en efecto no da fuera al argumento carente de sentido de quienes están pretendiendo defender una postura que muchas veces (no todas) tiene a la simple voluntad de base. Y obviamente esto no es una defensa a Morena.

Finalmente sólo queda decir, que el futuro del mundo dependerá de ese análisis verdadero de la naturaleza, ese análisis que considere lo fenomenológico en toda su extensión, física y espiritualmente, actual y potencialmente. Por eso digo, mi estimado Escoffié Duarte, no menospreciemos la naturaleza, no le quitemos palabras de su boca.