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del

Tabacón B. Linus
Foto: Tomada de la web
La Jornada Maya

Lunes 25 de abril, 2016

Una de las noticias más sensacionalistas de los últimos días fue la captura, por parte de pescadores de Progreso, de una cherna (un mero gigante, [i]atlantic goliath grouper[/i]). El pobre animal sacrificado medía 1.90 metros y pesaba 130 kg. Lo vendieron por 10 mil pesos. Fue noticia celebrada, comentada en bares y cantinas, entre pescadores de todas las clases sociales. En realidad fue un crimen y una estupidez, quizá más lo segundo que lo primero.

El pez, cuyo nombre científico es [i]Epinephelus itajara[/i], es una especie en riesgo crítico de extinción. Por tanto, su pesca y comercialización deberían estar prohibidas, pero ninguna autoridad estatal o federal hizo nada, absolutamente nada para preservar a una especie en peligro.

En los Estados Unidos, toda cherna que es capturada con anzuelo debe ser liberada (después de la clásica foto) y, obvio, su pesca con arpón está prohibida. De hecho, la cherna genera más ingresos a las comunidades en actividades de pesca deportiva, buceo y turismo. En Yucatán, ver una cherna es algo raro, si acaso se le observa en algunos parques marinos y áreas protegidas.

Además, la cherna que muchos consideran de una carne exquisita, ha sido declarada por autoridades internacionales en el área de salud, no idónea para el consumo humano. Es un pez de crecimiento y maduración biológica muy lenta -llegan a vivir hasta 70 años, medir 2.5 metros y pesar 360 kilos-, lo que en los mares actuales (y hay estudios específicos para Belice y la península de Yucatán) los hace acumular altos niveles de mercurio y metales pesados en sus tejidos.

Lo peor de todo, y aquí sí entra la estupidez humana, es que la cherna es una de las pocas especies nativas que son depredadores del pez león. Por eso, quienes pescan o consumen estos enormes y maravillosos peces -además de atentar contra una especie en peligro e ingerir carne con alto contenido de mercurio- están contribuyendo a la extinción de uno de los pocos guardianes naturales que tiene Yucatán para defenderse de la potencialmente catastrófica invasión del pez león en nuestras costas y arrecifes. Y de nuevo nadie hace nada.

Y se pone peor: esto va a seguir ocurriendo mientras 15 mil familias de pescadores ribereños no tengan opciones reales para obtener un ingreso seguro en otras actividades económicas. Los pescadores ribereños no viven bien, apenas sobreviven con ayuda de subsidios públicos. Los gobiernos municipales, estatal y federal, les dan apoyos para que sigan atrapados en una vida sin futuro y para que sigan destruyendo el medio ambiente en su desesperación para sobrevivir. Se pagan apoyos y se dan recursos para que miles sigan atrapados en la pobreza y depredando el medio ambiente, para que empacadores y comercializadores se enriquezcan.

En el colmo de la burla, la pobre cherna fue capturada y sacrificada el 22 de abril, precisamente en el Día Internacional de la Tierra. Humor negro. Humor despiadado para recordarnos que aquí en Yucatán los tesoros naturales que tenemos no son inagotables, y que muchos de los intereses socioeconómicos que mantienen atrapadas a miles de familias en la pobreza, son los mismos que están destruyendo la naturaleza por una ganancia miserable y sin futuro. Ésa sí es la cherna del fin del mundo.

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[b]Mérida, Yucatán[/b]


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