de

del

Foto:

Texto y foto: Pablo A. Cicero Alonzo
La Jornada Maya

Lunes 25 de abril, 2016

Veo las fotografías del supuesto recorrido que realizó el presidente Enrique Peña Nieto a la planta Pajaritos, en Coatzacoalcos, Veracruz, y no me resulta difícil creer las versiones de que son un montaje. Y eso, a pesar de que el equipo de comunicación del mandatario negara, después del tsunami de incredulidad, que se utilizara photoshop en ellas. No les creo. Les creo más a las personas anónimas que se burlan y aseguran que son más falsas que la versión de los empleados de Bansefi. Tampoco creo en el número oficial de víctimas de la explosión de esa petroquímica: 28… Dicen.

He visto tantas verdades históricas derrumbadas que, como tú, estoy seguro, mi capacidad de creer está en los suelos. Por ejemplo. No se me hace inverosímil el informe final del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) para el caso Ayotzinapa. Al contrario, creo más en esa triste versión que en la fantasía que han manejado las autoridades. A ellas está llegando el momento en que ya no les creo nada. Nada. Y por muchísimas razones.

Entre ellas, su incongruencia. Leo las declaraciones del senador Emilio Gamboa Patrón sobre la iniciativa de ley 3 de 3. Asegura que él y su partido, el PRI, impedirán que se apruebe porque desataría, sostiene, una caza de brujas. Horas después, me entero que su compañera priísta y coterránea, Ivonne Ortega Pacheco, la acaba de suscribir. Expertos en el chanchullo y la triquiñuela, son, incluso, capaces de darle vueltas a iniciativas ciudadanas como la impulsada por el Instituto Mexicano para la Competitividad.

Muchos de nuestros políticos han llevado el pragmatismo al extremo del cinismo. Para ellos, la realidad es un escollo superable, intrascendente; el relativismo llevado a la máxima expresión en el ejercicio del poder en un pueblo que peca de crédulo y manso. Así nos definió, a la perfección, Fernando del Paso antes de recibir el Premio Cervantes: en México hay “mucho gobernante inepto y codicioso”, y la “profunda abulia y el escepticismo del pueblo” lo han convertido en “un país en decadencia”.

Estas líneas, entonces, deambulan como Zavalita por las páginas de Conversaciones en la Catedral, preguntándose en qué momento el Perú se había jodido. Así yo, en el ocaso de la primera mitad de mi vida —si me va bien— y ante el alud de mentiras y engaños, en la que de joven promesa pasas a ser ese hombre común y corriente del que siempre huiste, y te vislumbras, en unas décadas más, etiquetando a tus enemigos con calificativos como “farsante” y “simulador” sin las ganas ni la inteligencia de poder demostrarlo, mientras desayunas todos los días con quienes criticas.

¿En qué momento dejé de creer en México? Critico, y le doy así la razón a mis críticos que, con desdén, señalan estas líneas encarándome, diciéndome que está muy fácil decir y no hacer, que la tinta no es un combustible, que no arde ni hace arrancar el vehículo de la indignación. Y, entonces, me transformo, en el torbellino de esa pregunta, en un Cicerito vargasllosiano que rumia su fracaso e intenta justificarlo con el paisaje: no soy yo el que está mal; es mi país.

Y entonces, la veo a ella. Tiene apenas ocho años y le tocó ser la abanderada de la escolta de su escuela. Hay un sol que raja, y aún así, no pierde la compostura. Se canta el himno y se hace el juramento. Ella, erguida, sólo piensa en sostener el símbolo de su país. En un momento, incluso, se arropa en sus colores; asienta la acalorada mejilla sobre la seda tricolor. Y así le expresa su amor. Su amor al país. Ella sí cree en México.

Al igual que yo. La respuesta a la pregunta con que se titula esta divagación con la que comienzo esta semana es nunca. Nunca he dejado de creer en México. Acaso, en ocasiones he perdido la fe en algunos mexicanos, incluyéndome, claro, a mí. Pero estampas como la que te acabo de describir y los actos de valentía como los que protagonizaron Del Paso y los integrantes del GIEI para el caso Ayotzinapa, alimentan esa veleidosa hoguera que ilumina incluso las situaciones más oscuras.

Las mentiras que nos rodean, esa prostituida verdad que nos ofrecen como mísera caridad, nunca serán lo suficientemente poderosas para vencer esa realidad brillante, aunque a la vez dura, en la que hemos madurado y que arropa en estos momentos a nuestros hijos. Siempre hay imágenes como la de la niña abanderada, discursos como el de Del Paso, investigaciones como la de la GIEI que nos demuestran que ante la verdad, la falsedad es sólo el zumbido de un moscardón que fácilmente se calla ante un contundente periodicazo. Y esa es precisamente mi respuesta a quien me señala que es muy fácil decir y no hacer.

[b][email protected][/b]
[b]Mérida, Yucatán[/b]


Lo más reciente

Desarticula FGE red criminal responsable del asesinato del hijo de un policía en Chetumal

Al grupo también se le vincula con hechos de narcomenudeo

La Jornada Maya

Desarticula FGE red criminal responsable del asesinato del hijo de un policía en Chetumal

INM recibe a 28 personas de Cuba rescatadas en altamar por un crucero internacional

Personal del navío turnó a los migrantes a las autoridades en la isla

La Jornada Maya

INM recibe a 28 personas de Cuba rescatadas en altamar por un crucero internacional

Rommel Pacheco se compromente a impulsar deporte e industria creativa

El aspirante a la alcaldía convivió con jóvenes ciberatletas

La Jornada Maya

Rommel Pacheco se compromente a impulsar deporte e industria creativa

Con Cecilia Patrón, menos trámites para generar más empleos

La candidata propone crear un Expediente Único Municipal

La Jornada Maya

Con Cecilia Patrón, menos trámites para generar más empleos