Reporte 8 am

Pablo A. Cicero Alonzo
Foto:tomada de la web
La Jornada Maya

Jueves 21 de abril, 2016

Hace unos años, los niveles de aceptación de los mexicanos a sus fuerzas armadas eran altísimos. Los soldados y los marinos eran recordados principalmente por el apoyo que brindaban a la sociedad civil en caso de catástrofes. En Yucatán, por ejemplo, la actuación de las fuerzas castrenses tras el paso de los huracanes fue decisiva, elogiada.

Muy distinta percepción se le tenía a los policías. A un soldado o a un marino se le tenía respeto; a un policía, en muchas ocasiones, miedo, terror. Sin embargo, eso cambió. En las redes sociales circula un vídeo en el que Pedro Ferriz de Con insulta a un estudiante. Con la ferocidad de un chihuahua el comunicador con sueños de ser político defendió lo que dijo ser su vida pública.

Arrebatos similares, me imagino, movieron —y aún mueven— a Felipe Calderón Hinojosa. Tirano de clóset con volátil temperamento de TNT. Ya en la presidencia, aporreando la mano, dio un paso más allá a la estrategia que comenzó su sucesor, Vicente Fox Quesada, que implicaba una lucha frontal al narcotráfico.

Un cambio de forma y fondo. El discurso oficial comenzó a salpicarse con términos como “guerra” y “cruzada”, con lo que las raíces cristeras del panista se hicieron aún más visibles. Los soldados y los marinos salieron a las calles y se unieron a las fuerzas policiales en el combate al crimen organizado.

Ahí comenzó la erosión. El punto de quiebre. Poco a poco, las instituciones armadas se fueron confundiendo con las corporaciones policíacas. Excesos y violaciones a los Derechos Humanos se registraron en esta guerra, que ya ha cobrado miles de vidas. El Ejército y la Marina fueron exhibidos y, en muchos casos, la admiración se convirtió en odio.

Ayer estuvo en Mérida el Secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda. Visitó las instalaciones de la X Región, en la calle 42 sur. Cienfuegos está en la mira de la opinión pública, luego de que un vídeo en el que se registran actos de tortura circulara por las redes. El escándalo lo obligó a pedir disculpas públicamente. Un acto inédito en nuestro país.

El Ejército mexicano cuenta con 766 mil 750 militares divididos en 36 divisiones, más reservistas del Servicio Militar Nacional. En nueve años, 151 han muerto en lucha contra el narco. Y varios de forma pavorosa: entre el 15 y el 22 de octubre de 2008 fueron secuestrados y degollados nueve militares —seis soldados, dos cabos y un sargento segundo—. Estaban fuera de servicio y sus cuerpos fueron localizados en Monterrey.

Y entre mea culpa y muertos, desgastados por ya varios años intentando matar a una hidra que parece invencible, los militares recibieron con sorpresa las declaraciones realizadas anteayer por el presidente Enrique Peña Nieto en la ONU: hay que dejar de llamar criminales a quienes consumen. Y no sólo eso: reconoció que el esquema prohibicionista no ha inhibido ni la producción, ni el tráfico, ni el consumo de drogas, por lo que se debe transitar de la prohibición a una “eficaz regulación”. ¿Estamos ante una capitulación?

Tal vez muchos así lo vean. Sobre todo los que lloran a los mártires de esa guerra a la que ahora se le resta sentido y pertinencia. Y no fue cualquier guerra. En pleno estallido de la Tormenta del Desierto, uno tenía más posibilidades de morir en Tijuana que en Bagdad. En ese derramamiento de sangre, que ahora parece estéril, el mismo mandatario reconoció que nuestro país ha “pagado un alto precio, un precio excesivo, en términos de tranquilidad, sufrimiento y vidas humanas; vidas de niños, jóvenes, mujeres y adultos”.

No sólo basta reconocer errores y cambiar de estrategia. Tal vez la historia aún no juzga a Calderón y a los artífices de nuestra actual tragedia, pero sí lo hacen las cifras en las que se resume su decisión. En estos momentos de disculpas públicas, valdría bien la pena conocer la opinión de esos entusiastas que apalearon al panal e hicieron correr a toda una generación huyendo de furiosas abejas. Fuerza sin estrategia. Corporaciones con quintacolumnistas del narco. Soberbia. Improvisación…

Ayer, aquí en Mérida, estuvo uno de los personajes clave de la actual coyuntura, el general Cienfuegos. En breve debe presentarse la propuesta formal que materialice las palabras de Peña Nieto en Nueva York. Así lo anunció: “En próximos días, el gobierno de México expondrá las acciones específicas que se tomarán en esta dirección, en apego a los principios de salud pública y derechos humanos, que hemos propuesto en esta sesión especial”. Y la labor del Ejército, en esta nueva estrategia, será clave.

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¿Qué hay de nuevo? El tráfico de facturas se ha convertido en una actividad común. Se han amasado fortunas, grandes y pequeñas. Un mercado ilegal a vista y paciencia de las autoridades, hasta hace poco. El fisco ya olió sangre. Anteayer, se realizó una amplia operación policial en Mérida, con por lo menos una detenida, que fue inmediatamente enviada a la ciudad de México. No se realiza un alarde de seguridad de ese tipo para darle miedo a un evasor.

Mérida, Yucatán