El derecho de la bicicleta

El 23 de septiembre del año pasado se aprobó en el Senado de México una reforma para para impulsar el uso de bicicletas. 

Estos cambios se proponen ante evidente “la necesidad de poner en marcha acciones de movilidad urbana en beneficio de los ciudadanos”, a fin de que se vean reflejadas “en ciudades más limpias, desplazamientos más sencillos y económicos, así como mejoras en la salud de las poblaciones y un tránsito más fluido en las urbes”. 

Según el Censo 2020, Yucatán ocupa el primer lugar en el país con el mayor porcentaje de bicicletas en sus viviendas: 39.4 por ciento de las casas yucatecas cuentan con al menos con una. En los datos revelados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) se destaca que la bicicleta es el medio de transporte más usado por los habitantes de Yucatán, ya que el porcentaje de personas que tiene un automóvil en su hogar es apenas menor al de las bicicletas, pues 38.4 por ciento de las viviendas cuenta con automóvil. 

En específico, Mérida es una de las cuatro ciudades de México con mayor uso de bicicleta: representa el 4 por ciento de los viajes realizados, lo que indica que la población ciclista meridana es de 30 mil personas. Esto lo reporta el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), que también calcula que el 7 y 3 por ciento de los viajes al trabajo y a la escuela, respectivamente, se realizan en bicicleta. 

Un estudio de la agencia alemana GIZ, dice que en promedio el 68 por ciento de los ciclistas meridanos utilizan la bicicleta durante los siete días de la semana, y un porcentaje similar ha usado este modo de transporte desde hace más de cuatro años. También los resultados de ese estudio arrojan que el 76 por ciento de los ciclistas meridanos usan este medio de transporte para realizar sus compras y 66 por ciento  para llegar a su lugar de trabajo.

En el estudio de GIZ, realizado en 2019, los meridanos aseguran que incrementarían el uso de la bicicleta con un proyecto que mejore la seguridad en el tráfico (37 por ciento) y la infraestructura (31.3 por ciento). Sin embargo, hay otros datos, mucho más trágicos. El uso masivo de la bicicleta en nuestro estado igual se refleja en una mayor mortalidad: aquí fallecen al año hasta 41 ciclistas en accidentes de tránsito, según cálculos de asociaciones que fomentan el uso de la bicicleta y velan por los derechos de quienes lo usan. ¿Por qué muere tanto ciclista en nuestro estado? Porque el rey del asfalto es el automóvil. Para cumplir las nuevas disposiciones constitucionales y para proteger las vidas de los miles de yucatecos que utilizan bicicleta como medio de transporte o de ejercicio, se puso en marcha el Plan de Infraestructura de Ciclovías, que contempla 71.7 nuevos kilómetros de estas vías seguras en diversas zonas de la ciudad. 

Este proyecto no se limita a pintar calles y establecer rutas, ya que contempla cambios para proteger a los ciclistas y fomentar el uso de estos caminos. Por ejemplo, en zonas específicas —como Paseo Montejo— se están instalando isletas de refugio peatonal y “orejas”. Las isletas son espacios entre carriles de circulación vehicular que sirven para brindar una mayor seguridad peatonal, así como acortar distancias de cruce para los peatones; las “orejas” son extensiones de la banqueta en las esquinas, que se crean a partir del espacio normalmente ocupado por estacionamiento de autos en ambos lados; son eficaces para reducir la distancia de cruce peatonal, evitar que el área sea invadida por estacionamiento ilegal, moderar la velocidad, mejorar la visibilidad de peatones y conductores, y permitir la colocación de señalamientos más visiblemente. El objetivo de estos cambios es, como lo marcan las reformas constitucionales, tener en Yucatán ciudades más limpias, en donde la gente pueda moverse de un lugar a otro en un medio económico, de manera segura. Yucatán va —pedalea— a la vanguardia, no sólo para hacer cumplir la Constitución sino para proteger a los que han elegido a la bicicleta como medio de transporte. 

Todos estos cambios redundarán en un mejor entorno y, es muy seguro, en menos accidentes que se saldan trágicamente con la vida de ciclistas. Aunque son cambios innovadores en México, se siguen ejemplos y experiencias de éxito en todo el mundo: las ciudades que se suben a la bici, no dan vuelta atrás.

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Edición: Ana Ordaz